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GUERRA DE OBAMA CONTRA DROGAS AFGANAS: FARSA MORTAL

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11 Noviembre 2009 185 visitas

Parece que Obama está esperando los resultados de las Segundas Elecciones Fraudulentas antes de decidir en un plan bélico integral para Afganistán. Pero podemos estar seguros de una parte del plan. Los USAgobernantes insistirán que Afganistán mantenga su posición de pieza clave en el tráfico de drogas anti-obreras. Aunque gran parte del financiamiento para el Talibán proviene de las drogas ilícitas, los EE.UU. no tiene ninguna intención de acabar con las drogas en Afganistán o en cualquier otra  parte. Las drogas les son enormemente útiles a la clase dominante como un medio de control social y como la escusa perfecta para sus intervenciones militares. El Brookings Institution, un centro teórico de la clase dominante, está publicando un libro titulado Inyectándose: La Contrainsurgencia y la Guerra contra las Drogas, promoviendo una política de laissez-faire (no intervención gubernamental) hacia el cultivo ilegal de la droga. Su autor Vanda Felbab-Brown, un viejo miembro de Brookings, atestiguó la semana pasada ante el congreso elogiando la nueva estrategia de Obama para los narcóticos afganos: “quitarle los fondos y el énfasis a la erradicación de la droga y enfocarse en la prohibición”. De hecho, dejar que la droga fluya significa darles a las fuerzas estadounidenses mas poder policial sobre la gente afgana.

EE.UU. “COMBATE” SEÑORES NARCOS PARA ASEGURAR GASEODUCTO

La OTAN dirigida por EE.UU. ha hecho de Lashkar Gah, la capital de la provincia de Helmand, un blanco importante de su falsa campaña anti-droga. No es ninguna coincidencia que la ciudad yace en la ruta del propuesto gaseoducto Turkmenistán-Afganistán-India (TAPI). Hace apenas tres años, no había ningún batallón de combate de la coalición en o cerca de Lashkar Gah. Cuando los planes para TAPI tomaron seriedad el año pasado, seis batallones de la OTAN (principalmente de EE.UU. e Inglaterra) súbitamente hicieron su aparición. Hoy en día siete batallones completos patrullan la región de Lashkar Gah, con el pretexto de combatir a los “señores de la droga”. Durante el mismo periodo, Kandahar, también productora de amapolas de opio, vio una “oleada” similar de tropas. Kandahar también yace en la ruta de TAPI.

Un reciente reporte de la ONU, “Adicción, Crimen e Insurgencia: La Amenaza Transnacional del Opio Afgano”, liga la “Guerra Contra la Droga” a las expansivas, y cada vez mas letales, guerras por gas natural y petróleo:

“Las drogas están financiando la insurgencia en Asia Central donde el Movimiento Islámico de Uzbekistan, el Partido Islámico de Turkmenistán, la Organización para la Liberación de Turkistán Oriental y otros grupos extremistas se están lucrando del tráfico de drogas. La Ruta de Seda, convertida en una ruta para la heroína, esta dejando una estela de muerte y violencia en una de las regiones mas estratégicas, sin embargo mas volátiles del mundo. La tormenta perfecta de drogas y crímenes que se ha mantenido estacionada por años sobre la frontera de Afganistán/Pakistán, se está encaminando hacia el Asia Central. Si no se toman medidas preventivas rápidamente, pueda que se pierda gran parte de Eurasia – juntamente con sus masivas reservas energéticas”.

El lenguaje racista anti-islámico sugiere gran influencia de los EE.UU.

USABASES ‘ANTI-DROGAS’ EN COLOMBIA PONEN EN MIRA A CHAVEZ

Los EE.UU. están montando la misma payasada en Sur America. En agosto, Obama actualizó el USAacuerdo de seguridad con Colombia para “permitirle al Pentágono rentar acceso a siete bases militares colombianas para apoyar la lucha de EE.UU. contra los traficantes de drogas y las guerrillas involucradas en el trafico de cocaína”. (Reuters, 7/8/09) Los objetivos reales de la alta jerarquía militar son, por su puesto, asfixiar la insurgencia en las áreas ricas en carbón de Colombia (las fuentes más grandes de Exxon Mobil) y establecer una cabeza de playa militar contra la vecina Venezuela, rica en petróleo y anti-estadounidense.  

En los EE.UU., las drogas ilícitas, con la mayor parte de la heroína proveniente de Afganistán, les ayudan a los gobernantes de dos maneras. El uso de las drogas promueve la pasividad dentro de los trabajadores, y las leyes anti-drogas fortalecen la capacidad de acción su floreciente estado policíaco. La policía llevó acabo 1, 841,200 arrestos relacionados con drogas en el 2007. Más de 350,000 presos fueron condenados por cargos de drogas. Por eso las USAautoridades permiten el tráfico abierto de drogas, confiscando de vez en cuando unos cuantos cargamentos para engañar al público. El enorme aparato policíaco de los EE.UU. detiene solamente el 9 % del opio que entra de Afganistán (reporte de la ONU).

RACISMO ESENCIAL PARA LAS POLITICAS DE DROGAS DE LOS GOBERNANTES

La discriminación racista en los EE.UU. es responsable del encarcelamiento de la mayoría de jóvenes y trabajadores negros y latinos que conforman el 70% de la USApoblación carcelaria de 2.4 millones, la mas grande en el mundo. Por lo menos dos terceras partes de los presos están allí por ofensas no-violentas (por las cuales no encarcelan en Europa Occidental).

Las leyes racistas usadas para sentenciar casos de drogas en los EE.UU. ordena sentencias carcelarias mandatarias que son diez veces mas largas para el uso de crack (la variedad de cocaína mas barata con la que inundan las comunidades negras y latinas) que para la mas cara cocaína en polvo usada principalmente por la clase media blanca). Las leyes racistas Rockefeller contra drogas, promulgadas hace 30 años en el Estado de Nueva York, predominantemente encarcelaron a jóvenes negros y latinos desperdiciando décadas de vidas. Esta es la brutalidad del racista capitalismo. La maquinaria bélica de Obama no es una organización humanitaria. No acabará con la peste de la droga porque sus amos capitalistas no tienen ningún interés en deshacerse de un arma efectiva anti-obrera. Los comunistas, sin embargo, erradicaron  las amapolas del opio en China poco después de tomar el poder en 1949.  Ahora que los gobernantes de China han abrazado completamente el capitalismo, la nación consume el 13% de la producción de opio afgana. ¿La lección? Acabar con el tráfico de drogas, o cualquier mal del cual se nutre el sistema de ganancias, requiere de una verdadera revolución comunista. Tenemos que construir este masivo movimiento, dirigido por el PLP, bajo principios más seguros e irreversiblemente proletarios.