Ver el reciente escándalo de espionaje ruso como mero entretenimiento no da en el grano. Claro que tiene todo lo necesario para hacer una buena película de Hollywood. Pero la prensa estadounidense lo trata como un guion de suspenso de los años 1960, para esconder la realidad de que los capitalistas estadounidenses y rusos aun quieren destruirse uno al otro, mientras asesinan a millones de trabajadores en el proceso.
A pesar de la promesa de Obama de revertir la rivalidad imperialista entre EEUU y Rusia, esta se esta empeorando. Siguen siendo los dos últimos contrincantes más armados – después de los patrones chinos y europeos – en una competencia aguda por el control de los recursos mundiales, mercados y mano de obra.
Los patrones del Kremlin empeñados en la expansión política, económica y militar usan el espionaje seriamente. También sus contrincantes del Pentágono, quienes están a cargo de mantener el imperio estadounidense. Algunos expertos descartan el incidente de espionaje como algo sin importancia, un rezago de la Guerra Fría que ya no se aplica. En realidad refleja la lucha continua inter-imperialista, que podría escalar a un conflicto armado.
Obama y Co. Incrementan Enfrentamiento Nuclear
Mientras que las portadas y paginas de la red electrónica presentan imágenes de Anna Chapman, agente rusa, Hillary Clinton estaba en Krakow el 2 de julio firmando un pacto que pone los misiles SM-3 y el U.S. Patriot en suelo polaco. El enviado de Obama absurdamente clamaba que los misiles defenderán a Europa de un ataque iraní. Pero es Rusia, no Irán, la que esta en la frontera de Polonia.
Clinton acaba de terminar una gira por los antes estados soviéticos buscando su alianza militar a Washington. “Polonia ha sido sacudida por la política exterior mas asertiva de Rusia en el territorio de la antigua Unión Soviética, especialmente en Georgia, y el tratado Patriot es visto como importante simbólicamente en subrayar el compromiso estadounidense a su seguridad.” (Reuters, 1/7) Ella visito Ucrania, Georgia, Azerbaiyán y Armenia, áreas impugnadas por la presencia militar rusa y por George Soros, cuya amañada elección fue financiada por EEUU.
Más inquietante, los gobernantes rusos y estadounidenses continúan jineteando hacia la supremacía con armas nucleares que destruirían ciudades enteras. Pero EEUU quiere la ventaja letal en las discusiones de armamento que podrían limitar las bombas estratégicas a 1,550, más que nada por razones financieras.
Cuando se le pregunto como podría afectarle a su postura la crisis de espionaje, el liberal guerrerista Senador Joe Liberman dijo, “Me gustaría estar seguro que estamos invirtiendo suficiente dinero en modernización. En un mundo en el cual habrá armas nucleares por largo tiempo… quiero asegurarme que funcionen todas las armas con las que nos quedemos.” De seguro esta preocupado sobre la infiltración rusa en el programa de bombas estadounidense. Uno de los agentes rusos “había contactado a un individuo que trabaja para una oficina de investigación de EEUU que trabaja en bombas nucleares pequeñas de alta penetración.” (Christian Science Monitor, 28/6)
Espias Rusos No On Tan Incompetentes Como Dicen Patrones De Eeuu
Aunque quizás no sean los agentes mas sofisticados, los espías rusos tampoco son ladrones incompetentes. Su influencia llega bastante alto en el sistema estadounidense. Un espía, con base en Mass., Donald Healthfield, había discutido un negocio con el estratega Leon Fuerth, quien habría sido asesor de seguridad nacional de Al Gore si Bush no le hubiera robado la elección del 2000. Otra espía, apodada Manhattan Mata Hari Chapman, se reunió con Nouriel Roubini en varias ocasiones “sociales”. El economista Roubini se ha convertido en el querido de la clase dominante estadounidense porque pronostico la actual crisis económica.
Lo que estamos viendo en el caso de los espías no es teatro, pero un aspecto letal de lo que Lenin llamo “la etapa más alta del capitalismo”. Se refería a la rivalidad imperialista que fue la base de la Primera Guerra Mundial. Olvídense de los chistes de “James Bond”. Para los trabajadores hoy, las apuestas están tan altas como en 1917.