En la ciudad de Nueva York, la administración tiene planes de recortar un 10% del ya devastado sistema hospitalario. En Chicago, ya despidieron a cientos de doctores, enfermaras y otros proveedores del sistema hospitalario del Condado de Cook, además de cerrar la mitad de las clínicas publicas del condado, y planean más recortes. En Los Ángeles, cerraron el hospital Martin Luther King, dejando a miles sin servicio de salud.
Todos estos lugares dan servicio a la extensa población de pacientes obreros negros e inmigrantes, pero también sirven a todos los trabajadores que son despedidos de sus empleos por las inevitables altas y bajas de la economía capitalista. Ahora los politiqueros de las grandes ciudades están desmantelando la salud pública, así como destruyen las escuelas, vivienda y transporte públicos. Usan el racismo de diferentes formas para detener la lucha contra sus ataques. La prensa y televisión capitalista crea un mito diciendo que todo lo que tenga “público” en su nombre es para los trabajadores negros. Ese es uno de sus trucos para confundir a los trabajadores blancos. Después, ellos tratan de que los trabajadores negros acepten la “reforma a la salud” de Obama, diciendo que “solo” los inmigrantes serán afectados cuando los hospitales públicos cierren. Así crean racismo anti-inmigrante, especialmente en la población negra. El racismo es el arma mas afilada del fascismo, y un “liberal” negro es quien la esta utilizando ahora.
Pero muchos trabajadores ya se han dado cuenta de sus trucos. Manifestaciones de miles de personas se han opuesto a estos ataques racistas. Trabajadores han atacado los recortes en las reuniones públicas, en plantones y marchas mientras que los ricos “lideres civiles” tratan, solemnemente, de “salvar nuestras instituciones públicas” achicándolas y privatizándolas. En California, la huelga de enfermeras forzó a los politiqueros ha ceder mejorando la cantidad de pacientes que cada enfermera tiene a su cargo, pero como todas las reformas, los patrones han convertido estas “victorias” en su opuesto, simplemente cancelando camas y dando de alta a los pacientes aun enfermos. Los sindicatos han sido lugares propicios para organizar las luchas, pero las reformas por las que luchan nunca podrán satisfacer las necesidades de salud de los trabajadores. Muchos trabajadores están enojados por estos ataques, es por eso que necesitamos un contraataque más fuerte y más extenso.
Los servicios públicos que están siendo atacados son lo único que queda del “estado de bienestar social”. Los hospitales públicos y otras cosas que los trabajadores necesitan para sobrevivir fueron creados cuando millones de trabajadores en EEUU y Europa Occidental empezaron a recibir las ideas de revolución de los trabajadores de Rusia y China a principios y mediados del siglo 20.
En esa época la Unión Soviética (ahora Rusia), y después la Republica Popular China, eran los únicos países que garantizaban trabajo y salud para toda la gente. Los capitalistas en el Oeste temían que la revolución llegara a sus países. Ellos lucharon contra la amenaza de una revolución comunista en el Oeste de dos formas. Primero hicieron ciertas reformas al sistema para que pareciera que la revolución no era la única alternativa a la miseria del capitalismo. Después despidieron, arrestaron, golpearon y asesinaron a comunistas, líderes de los trabajadores que luchaban por estas reformas.
Estas medidas diluyeron la energía revolucionaria que se había estado creando en la clase trabajadora. Ahora los capitalistas necesitan recortar sus gastos mientras se preparan para guerras más extensas. Y como Rusia y China han vuelto al capitalismo, la presión de crear más reformas no existe, al menos por el momento.
Los trabajadores necesitamos un ataque de doble filo. Tenemos que agudizar la lucha de reformas en donde podamos, y necesitamos reclutar más y más trabajadores al PLP. Ni siquiera habrá reformas si los trabajadores no luchan por una revolución. Y esta vez, la clase trabajadora deberá luchar por una revolución comunista. Tenemos que entender que nunca podremos tener el futuro que nosotros, nuestros hijos y nietos necesitan si no destruimos al capitalismo y lo reemplazamos con el comunismo.