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Los Jefes Buscan Pacificar Ocupa Wall Street

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08 Noviembre 2011 125 visitas

Aunque el movimiento Occupy Wall Street ayuda a serruchar la ira masiva contra los multimillonarios, el ala liberal de la clase dominante estadounidense trabaja fuertemente para asegurarse que no se les salga de control.  El 12 de octubre, un grupo de unos 50 manifestantes iban por el Upper East Side de Manhattan, protestando frente a las casas de los más grandes millonarios de la clase dominante: Rupert Murdoch, David Koch, Howard Milstein (jefe ejecutivo del banco Emigrant Savings), y Jamie Dimon ejecutivo de JP Morgan Chase.  Su parada final fue en la casa de John Paulson.  
La marcha fue disciplinada con consignas de: “¡A ellos los salvaron, a nosotros nos vendieron!”  Dirigida por Michael Kink, un veterano del  Partido Demócrata, y cargando una docena de cheques gigantes con la cantidad de cinco mil millones de dólares, “pagables al 1% más rico y sacado del 99%”(Según Kink y su Coalición para una Economía más Fuerte, los $5 mil millones se regresara a los ricos si el estado de Nueva York deja que se cancele el impuesto a los millonarios a fines de este año)  Antes abogado de ayuda legal, Kink es ahora principal asesor político y abogado de los demócratas en la legislatura del estado de Nueva York.  Los patrones pueden confiar que dirija una manifestación en su territorio residencial, sabiendo que mantendrá la protesta dentro de los límites legales.  Kink no los decepciono, dijo que la presencia de la policía durante toda la marcha “era positiva” -- menos de una semana después que cientos fueron arrestados en el puente Brooklyn, golpeados indiscriminadamente y rociados con gas pimienta.   Kink es un lacayo de los patrones liberales.  
Cada parada frente a la casa de un pez gordo durante la marcha de Kink el mequetrefe, los manifestantes dejaban un cheque simbólico en la entrada de la casa del millonario.  La justicia revolucionaria los hubiera sacado arrastrando de sus casas y puesto frente a un tribunal de trabajadores por sus crímenes: creación de una economía basada en el desempleo racista; hacer guerras imperialistas; destrucción del ambiente global por ganancias.  En las revueltas masivas tan antiguas como la sociedad de clases, los patrones han sido eliminados sin misericordia; en el siglo 20, los trabajadores rusos y chinos se deshicieron de sus clases dominantes bajo el liderato comunista.  
El movimiento Occupy Wall Street está muy lejos de llegar a eso, pero la clase dominante se está poniendo nerviosa por la ira de masas contra su sistema corrupto.  Ellos quieren controlar el nuevo fenómeno político y mantenernos bajo sus garras.  Mientras tanto, el Nueva York Times enaltece debates inútiles entre los reformistas del OWS y los nacionalistas latinos.  Sus reportajes estrechos muestran cuan arduamente trabajan los patrones para minar la unidad de los trabajadores.  Los reporteros son también mequetrefes.   
Nada amenaza más a los patrones que la unidad multirracial contra la súper explotación racista.  Tanto que la mayoría de trabajadores latinos, negros e inmigrantes se han mantenido alejados de las protestas de OWS en todo el país, de esta manera el movimiento es menos peligroso para el capitalismo.  El manifiesto del OWS empieza con estas palabras; “Como gente, antes dividida por el color de su piel, nosotros reconocemos la realidad: solo hay una raza, la raza humana.”  Esta es una declaración positiva e importante, pero la falla del liderato del OWS es no haber ido más allá de la declaración.  Michael Kink y su sequito de reformistas están interesados en mantener el estatus quo.  Ellos apuntan a los excesos y corrupción del capitalismo, pero no acusan al sistema mismo.  A ellos les falta algo fundamental: el análisis de clases del racismo y la desigualdad.  
La historia ha demostrado que el racismo es esencial para la existencia del capitalismo.  La fortuna de la clase dominante de EEUU está enraizada en el genocidio de los nativos americanos y el holocausto del comercio Atlántico de la esclavitud, seguido por la segregación legal.  Es industrializado por el empleo masivo de la violencia de estado contra una mano de obra de nuevos inmigrantes.  Consolidado en su dominio global durante la Segunda Guerra Mundial, culminando en la incineración racista de trabajadores japoneses y sus hijos por bombas incindiarias y nucleares.  
Pero, el poder de los patrones no es absoluto.  Bajo el liderato antirracista y comunista, los trabajadores han librado luchas épicas contra el racismo y fascismo, desde la campaña de Scottsboro para defender a nueve jóvenes negros que eran acusados injustamente de violación durante la época de las leyes Jim Crow en el sur hasta la aniquilación de la maquinaria de guerra nazi por los comunistas soviéticos.  Más reciente, el PL ha librado sus propias luchas exitosas contra el Ku Klux Klan y los nazis.   
“Una Economía más Fuerte para Todos” de Kink, tiene tres demandas: extensión del impuesto estatal a los millonarios; “crecimiento laboral real” a través de proyectos de infraestructura, y la restauración de financiamiento a la educación y otros servicios sociales.  Estas reformas probablemente serán planteamientos centrales que el Partido Demócrata presentara para retener la Casa Blanca y apuntalar  los intereses de EEUU en un periodo de agudización de rivalidades internacionales.  Conforme la guerra imperialista emigra e inevitablemente se extiende en todo el Oriente Medio y más allá, un tambaleante imperio estadounidense necesitara un entusiasta apoyo ciudadano para su reclutamiento y que estén dispuestos a morir o matar por los patrones.  Solo un mordaz análisis de clase sobre la verdadera naturaleza del “1%” podrá llevar a las masas a la única conclusión que los patrones no podrán tomarse o re-empaquetar: que “el 99%” necesita el comunismo.