En la primera semana de mayo un nuevo grupo juvenil clandestino cubrieron Kabul con centenares de afiches que describían a los antiguos bandidos como criminales y denunciaban a los EEUU y Karzai que les otorgaron posiciones gubernamentales en el 2001.
El 28 de abril fue el Día de la Victoria Muyahidín, un día feriado nacional celebrando la derrota de un gobierno marxista en 1992 por los bandidos fundamentalistas—conocidos colectivamente como muyahidín—y el establecimiento de un estado islamista. Para los afganos el día es un recuerdo brutal de las decenas de miles de muertos, la violación de miles de mujeres y niños y la destrucción de Kabul que acontecieron luego de que los siete grupos que componían los muyahidín apoyados por los EEUU luchaban por el territorio y poder hasta que fueron empujados hacia el norte por las fuerzas talibanas cuatro años después.
La proclamación del grupo juvenil, “¡Ya basta ya! No seremos más testigos de sus prácticas corruptas y depredadoras,” refleja la opinión popular. Los partidos políticos están organizando clandestina y abiertamente, para quebrantar el control de la clase gobernante y las condiciones de vida insoportables.
El Capitalismo el problema, el Comunismo la solución.
Una vez los afganos organizaron un movimiento, influenciado por las ideas marxistas que identificaban al capitalismo como la raíz de la desigualdad económica entre el rico y el pobre, fomentando el comunismo como la solución para terminarlo. La idea que el comunismo es necesario para eliminar las fuerzas capitalistas que actualmente están oprimiendo a los afganos se está popularizando otra vez.
En los años de los 1960’s un movimiento empezó entre los estudiantes universitarios y luego se extendió entre la clase obrera urbana y rural. “Pensábamos que el dinero y la riqueza se concentra en una clase pequeña de la sociedad,” dijo un estudiante antiguo de la Universidad de Kabul,”que el socialismo es la única manera para que la gente pobre tengan la igualdad, para que reciban por lo que habían trabajado.” Hombres y mujeres jóvenes dedicados formaron células de estudio clandestinas que se convirtieron en una fuerza para avanzar la concientización política de toda la población. Levantamientos agrarios, huelgas de obreros y estudiantes, y manifestaciones paralizaron al país en 1968.
Diez años después el Partido Popular Democrático de Afganistán (PPDA) el más grande de los partidos marxistas tomó el poder. El gobierno nuevo popular bajó los precios de la comida, incrementó los salarios, abrió clínicas médicas y escuelas, confiscó las tierras de la vieja aristocracia y las dividió y repartió a los campesinos. Nuevas leyes terminaron con la práctica de ponerles precio a las mujeres para que se casen. Las mujeres y minorías consiguieron derechos igualitarios.
Los contrarrevolucionarios, terratenientes y fundamentalistas sabotearon los nuevos programas y difundieron mentiras antigubernamentales. Se unieron a la yihad — guerra religiosa — contra los comunistas que la CIA estaba organizando secretamente en Pakistán, financiada por los EEUU y la Arabia Saudita. Los maoístas, quienes seguían la línea china anti-soviética, llamaron al PPDA títeres de los rusos, y también se unieron a la yihad. Durante los próximos diez años, con un costo de $40 mil millones, los EEUU reclutaron, abasteció, y entrenó — militar y ideológicamente — a casi 100,000 yihadis o muyahidines de Afganistán y 40 países. (Esto incluía Osama bin Laden quien financió la yihad y formó al Qaeda.)
La meta general estadounidense era atraer a su rival imperialista, la Unión Soviética, a una trampa, una guerra debilitante. Las fuerzas rusas entraron en Afganistán para apoyar al gobierno en diciembre de 1979, empezando 30 años de guerra para los afganos ya que su país se convirtió en la escena de batalla de la guerra de 10 años por fuerzas apoderadas entre la URSS y los EEUU. Un millón de afganos fueron asesinados, 4 millones huyeron, muchos a Pakistán e Irán y la economía e infraestructura del país fueron devastadas.
El legado de estos años de guerra ha dejado huellas profundas en la sociedad afgana. Todos los avances cumplidos cuando el PPDA estaba en el poder están deshechos. Durante esos años, a pesar de la intervención de los imperialistas, y los errores del propio PPDA, de 1978 a 1992 las condiciones para los afganos mejoraron tremendamente: empleos fueron creados y hospitales y escuelas fueron construidos. Las mujeres hicieron grandes avances: la mitad de los estudiantes universitarios eran mujeres; 40 por ciento de los doctores eran mujeres, 70 por ciento de los maestros y el 30 por ciento de sus trabajadores civiles también eran mujeres.
A pesar de que la promesa de igualdad nunca fue realizada, la idea de una sociedad comunista igualitaria motivó a miles de afganos en el pasado y los siguen motivando hoy día. En Afganistán y en áreas obreras de Europa y los EEUU donde muchos exiliados afganos viven, los afganos están investigando por qué el antiguo movimiento fracasó, para poder encontrar la vía correcta.
Ellos identifican el egoísmo del liderato, que se enfocó en la edificación de una base de poder, dividiendo al partido en una lucha de dos facciones en vez de desarrollar la ideología comunista.
En el año después de que tomaron el poder ciertos líderes corruptos integraron simpatizantes cuyo interés era el avance personal no la construcción de la sociedad igualitaria. Encarcelaron y mataron a los que se oponían contra ellos incluyendo civiles inocentes y bajo el nombre del comunismo enajenaron a las masas desorganizadas, que los hizo receptivos a la propaganda intensa anticomunista de la clase gobernante afgana, los EEUU y los fundamentalistas árabes.
El PPDA tomó el poder en un golpe de estado organizado por oficiales militares, y a pesar de que se estimaba tener casi 25.000 miembros, el partido carecía de una base entre la clase obrera así que sus intentos de transformación social no fue bien concebida por algunos y se resistieron, especialmente en las áreas rurales, donde los terratenientes ricos con la religión y la fuerza dominaban a los obreros.
El partido tenía vínculos fuertes con el partido comunista soviético, que predicaba contra el nacionalismo en teoría pero en la práctica hacía poco esfuerzo para edificar un movimiento internacional obrero.
Los comunistas afganos seguían la teoría del socialismo como una etapa hacia el comunismo, practicado por la URSS y la China. El PLP, en el Camino a la Revolución 4, analizó esa experiencia y concluyó que el socialismo vuelve al capitalismo.
Hoy el PLP rechaza la teoría de las dos etapas, el nacionalismo, el racismo, el sexismo, y el culto a la personalidad. Estamos edificando un partido internacional para luchar directamente por el comunismo e invitamos a los camaradas heroicos que han mantenido las ideas de la sociedad igualitaria vivas a que se junten con nosotros.
Un Mundo, Una Bandera, Un Partido
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Afganistán: Complot Liderado por la CIA lleva a 33 Años de Guerras hacia los Obreros
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- 10 Mayo 2012 120 visitas