PARIS, 16 de septiembre. — Al igual que en la mayoría de las  “democracias”  occidentales, los capitalistas franceses están utilizando nuevas tecnologías para reforzar los poderes policíacos de su estado. Su más reciente paso es la “plataforma nacional de intervenciones telefónicas ordenadas por la corte” organizada por el Ministerio de Justicia, y que entra en funcionamiento este otoño.
Este sistema computarizado de 42 millones de euros, recogerá, almacenará y procesará  cantidades masivas de información: sobre ¿Quién es dueño de qué teléfono celular, llamadas realizadas y recibidas, mensajes SMS y correos electrónicos, páginas de Internet que se han visitado, compras en línea e información GPS? Actualmente esta información está dispersa en 350 estaciones policíacas y de gendarmería diferentes y es procesada por cinco o seis empresas privadas diferentes.
Las obras del nuevo sistema centralizado inició en 2006 en la clandestinidad absoluta. Ha sido clasificado como “Secreto Máximo de Defensa” La Comisión Nacional sobre libertad - que normalmente debe ser consultada cuando se crean este tipo de sistemas  - ha sido excluida. No se ha creado ninguna agencia de vigilancia (aunque sólo sea de adorno)
Los programas informáticos utilizados para espiar a los franceses serán los mismos que la empresa Amesys vendió al dictador Muammar Khadafy para espiar a los libios. Los equipos se alojarán en las instalaciones de la empresa Thales, que ganó el contrato para administrar el sistema.
Los empresarios están estableciendo este estado policial de rastreo para que puedan actuar rápidamente y aplastar cualquier rebelión contra futuras guerras imperialistas o contra el desempleo masivo (en julio más de cinco millones solo trabajaron tiempo parcial al no encontrar empleos de tiempo completo)