La visita de Barack Obama a Sudáfrica fue un tributo del jefe más importante del capitalismo estadounidense a un hombre que ayudo a terminar con el apartheid y crear una nueva alianza “arcoíris” de brutales patrones capitalistas racistas: Nelson Mandela.
Apartheid fue la brutal y legal segregación forzada por gobernantes blancos afrikáners en Sudáfrica desde 1948 a 1994. El sistema permitió que corporaciones estadounidenses como General Motors pagaran a trabajadores negros 56 centavos la hora para esclavizarse en sus fábricas automotrices. Le redituó miles de millones en ganancias a patrones mineros británicos y estadounidenses. Encasillo a trabajadores y sus familias en municipios que eran virtualmente campos de concentración.
Apartheid también desato un movimiento antirracista militante y masivo mundialmente. En Sudáfrica, trabajadores y estudiantes hicieron protestas masivas, muchas veces violentas, contra el régimen sanguinario africano. En 1976, en Soweto, decenas de miles de estudiantes negros de secundaria lucharon contra la policía racista. Hasta 700 jóvenes manifestantes fueron asesinados.
De Rebeldes a Patrones Negros
Después que Mandela se convirtiera en el presidente del país, el movimiento anti-apartheid fue comisionado por el imperialismo EEUU-Británico como el nuevo gobernante capitalista, con la activa colaboración del partido Congreso Nacional Africano (CNA) de Mandela. Cientos de millones de trabajadores, en Sudáfrica y en todo el mundo fueron alejados de la revolución y llevados hacia la política nacionalista electoral, el callejón sin salida. Uno de los primeros actos presidenciales de Mandela fue tratar de romper huelgas por mejores salarios, argumentando que las luchas obreras “disuaden la inversión extranjera.” Al engañar el movimiento mundial anti-apartheid, Mandela ayudo al imperialismo de EEUU y mantuvo la súper-explotación racista de la clase trabajadora sudafricana. La única diferencia fue que ahora los patrones locales no solo eran blancos sino también negros.
Mientras Obama recientemente celebraba al enfermo Mandela en Johannesburgo, trabajadores y estudiantes protestaban masivamente contra la visita del presidente de EEUU y sus asesinatos por drones. Cargaban pancartas que comparaban a Obama con Hitler (ver fotos). Como dijo un trabajador, “Muera Mandela o no, Sudáfrica esta peor ahora que cuando había apartheid.”
Disparándole a los Trabajadores Por la Espalda
Los sucesores del CNA de Mandela, incluyendo el actual presidente Jacob Zuma (quien ha sido asociado a fraude y corrupción masiva), son los responsables por la Masacre Marikana del pasado agosto. Cuando los trabajadores de platino se fueron a la huelga debido a los bajos salarios que paga la mina Marikana, cuyos dueños tienen su base en Londres, Lonmin. El CNA envió a la policía, negros y blancos, quienes asesinaron a 36 mineros. Casi todos fueron asesinados por la espalda. Poco después, decenas de miles de heroicos trabajadores se fueron a la huelga paralizando virtualmente la lucrativa industria minera del país.
El multimillonario Patrice Motsepe, perico de Mandela, es un ejemplo del nacionalismo reformista y lo que significa para nuestra clase. Poco después del ascenso de Mandela, el multimillonario Harry Oppenheimer, y su compañía minera Anglo American, empezaron a vender minas a empresarios negros. Bobby Godsell, ejecutivo en jefe de la división de oro y uranio de Anglo, dijo, “Estaba buscando hacer capitalistas de personas que no tenían capital.” (Forbes, 6/3/2008) Después de comprar la mina de Orkney de Anglo, Motsepe pronto recorto los salarios en un 25% e instituyo el “reparto de utilidades,” lo que significo una reducción de salario y más trabajo. La prosperidad de Motsepe lo convirtió en el cuarto hombre mas rico de Sudáfrica, con un ingreso total de $2.9 mil millones (Forbes), el desempleo nacional actual se estima en un 40%, mas alto que antes que el CNA tomara el poder en 1994. Según las Naciones Unidas, uno de cada cuatro sudafricanos vive con menos de $1.25 (dólares americanos) por día.
Este es el verdadero legado de Mandela.
Los Imperialistas Ponen la Música, el CNA Baila
La visita de Obama a África refleja un intento por parte de EEUU de contrarrestar la influencia de su archirrival, China, en todo el continente. El presidente busca hacer tratos con patrones locales de África para extender las ganancias de inversionistas estadounidenses. La agenda de Obama fue clara cuando decidió reunirse con la familia de Mandela en un santuario construido por imperialistas de EEUU y ricos locales para promover su ideología capitalista. Según el New York Times (30/6/13), El Centro de Memoria Nelson Mandela sirve como “zona cero en los esfuerzos para mantener la forma y el legado de Nelson Mandela…y para asegurar que la narrativa de lucha no se desvié mucho de lo que el Sr. Mandela quería que fuera.”
En su pagina web, el Centro hace alarde de los “Fundadores Campeadores del Legado Mandela”; ex presidente de EEUU Bill Clinton, David Rockefeller (antiguo presidente de Chase Manhattan Bank, ahora JP Morgan Chase), y Patrice Motsepe. Un lugar dedicado a recordar que, convenientemente, se olvida que Rockefeller dio préstamos al sistema fascista de apartheid durante las décadas de los 60 y 70. Tampoco recuerda que su benefactor Motsepe y el honorable Mandela, ambos deben su éxito a la fabulosa familia sudafricana Oppenheimer, el clan que mutilo y asesino un sin numero de mineros hambrientos.
Por más de un siglo, la rivalidad imperialista en medio de la lucha de clases ha conducido la historia mundial. Explica el viaje cuadriculado de Mandela, quien pasara de abogado a prisionero y ahora a santo. El imperio británico se encogió después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en África. En 1948, los afrikáners blancos racistas dueños de plantaciones le quitaron el control a los debilitados gobernantes apoyados por Londres e impusieron el apartheid para controlar a la clase trabajadora negra. En ese entonces Mandela era un abogado en el CNA, el cual estaba aliado al pro soviético Partido Comunista Sudafricano. Mandela empujo al grupo hacia el nacionalismo y capitalismo en vez de dirigirlo hacia la unidad multirracial de la clase trabajadora. En 1964, el activismo anti-gubernamental de Mandela lo llevo a prisión en Robben Island. Ahí permaneció por 26 años.
En la cúspide de la Guerra Fría, cuando la principal rivalidad imperialista ponía a EEUU, la OTAN y sus aliados en contra de la Unión Soviética, el socio menor de EEUU, Bretaña, toleraba a los rabiosos anti-soviéticos afrikáners. Washington y Londres aceptaban los abusos a los derechos humanos siempre y cuando reprimiera a movimientos políticos pro-soviéticos en la región y cuidaran la crucial ruta de envió al Cabo de Buena Esperanza. Como resultado, Mandela y muchos prisioneros políticos como él se pudrían en la cárcel.
En la década de 1980, Mandela se volvió importante para EEUU y el RU. El fiasco de los imperialistas soviéticos en Afganistán señalaba que la URSS estaba decayendo como poder. Aunque Mandela y el Partido Comunista Africano aun tenían influencia masiva dentro del CNA, su postura política pro-soviética ya no constituía una amenaza para los intereses de los imperialistas de EEUU. Con Moscú en retirada, los gobernantes estadounidenses y británicos buscaron explotar la marca Mandela para ganar influencia en África bajo la fachada del empoderamiento negro.
Por su lado Mandela y otros líderes del CNA vendieron la heroica lucha de millones de trabajadores. En la década de 1980, Helen Suzman, quien fuera miembro del parlamento sudafricano, comprada y vendida por los liberales Oppenheimers, empezó a visitar a Mandela en la prisión Robben. Mientras tanto Henry Kissinger, teniente de Rockefeller y anterior Secretario de Estado en la administración Nixon, preparaba reuniones entre el patriarca Harry Oppenheimer y los asediados gobernantes afrikáners. Después de prometerles una existencia cómoda post-apartheid, los afrikáners a regañadientes aceptaron dejar en libertad a Mandela. (Los representantes de los imperialistas cumplieron su palabra, F.W. de Klerk, predecesor presidencial de Mandela, hoy vive en un barrio blanco con cinco sirvientes negros.)
En reacción al movimiento de resistencia mundial, los capitalistas liberales procedieron a pacificar a la lucha de la clase trabajadora contra el apartheid y la explotación racista. En 1985, actuando para imponer un trato con el decadente régimen de apartheid, el Chase Manhattan dejo de dar crédito al gobierno de Sudáfrica. Mandela fue puesto en libertad en 1990. Cuatro años más tarde se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica.
Roger Philimore, ahijado de Harry Oppenheimer y presidente de la sangrienta compañía Lonmin de platino, ha seguido los el liderato liberal de Mandela. Recientemente remplazo a su ejecutivo blanco con un ejecutivo negro.
Aprendiendo de Sudáfrica
A pesar de los reveses, la historia de la lucha de la clase trabajadora en Sudáfrica – contra ambos regímenes, el de apartheid y su sucesor el CNA – tiene mucho que ensenar a los trabajadores del mundo. La lucha masiva antirracista, sea en Sudáfrica o en EEUU, puede presionar a la clase dominante capitalista y perturbar su maquinaria de hacer dinero. Pero la clase trabajadora internacional no debe engañarse pensando que puede ser libre mientras el capitalismo florece. Nosotros no seguimos el camino de Mandela para cambiar a un grupo de explotadores por otro. Solo la revolución comunista, dirigida por el Partido Laboral Progresista, puede liberar a los trabajadores y aplastar el salvaje sistema de ganancias de una vez por todas.
Mientras se acerca al muerte de Mandela y las celebraciones de su legado capitalista envuelven al mundo, nosotros debemos llevar el mensaje comunista a los trabajadores del mundo. La verdadera lección de la lucha contra el apartheid es: ¡Únete y construye el PLP!