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Los Comunistas Luchan por Desarrollo Sostenible

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19 Julio 2014 89 visitas

Este artículo es el último de una serie escrita por un camarada que creció en China durante la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP). En ese tiempo el Partido Comunista Chino (PCCh) y el incipiente Partido Laboral Progresista eran organizaciones fraternas. La GRCP marcó un cambio en China, en la que más de 40 millones de trabajadores, campesinos, soldados y jóvenes lucharon para derrotar a los que la conducían por la “vía del capitalismo” y proteger la dictadura del proletariado.
En última instancia, la GRCP y el socialismo fueron derrotados, en parte por la incapacidad de romper con el PCCh y formar un nuevo partido comunista. Pero mayormente, el socialismo fue derrotado porque mantuvo demasiados aspectos del capitalismo. En particular, el uso del dinero y los salarios, sembró la división entre trabajadores y campesinos por un lado y profesionales e intelectuales por otro. Después de la derrota de la GRCP, China se enrumbo a toda marcha por el camino al capitalismo. Hoy emerge como un importante desafío imperialista al imperialismo de EEUU.
Este artículo refleja los tremendos logros alcanzados por la revolución China, así como permite entrever los incentivos materiales y diferencias salariales que en última instancia destruyeron esos avances históricos.
 En su búsqueda por el máximo lucro, el capitalismo global desde hace ya buen tiempo viene destruyendo el medio ambiente. Esta destrucción general encendió la chispa de un movimiento en pro del “desarrollo sostenible”. Este término lo acuñó el Reporte Brundtland de las Naciones Unidas en 1987, que lo definió como el tipo de desarrollo que responde a las necesidades de la generación actual sin menoscabar la capacidad de las generaciones futuras para responder a sus necesidades. Cinco años más tarde, las Naciones Unidas hicieron un llamado a todas las naciones para que generaran nuevos planes de desarrollo para el siglo XXI.
Pero como todos los capitalistas deben crecer o morir, las últimas dos décadas han demostrado que este sistema no tiene espacio para el desarrollo sostenible. Los ricos y poderosos siempre tratan de obtener más riqueza, mientras que los pobres a menudo luchan para poder comer tres veces al día. Si nos tomamos en serio lo del desarrollo sostenible, debemos buscar una solución fuera del sistema capitalista.
Yo crecí en una granja colectiva en la zona rural de Shandong, China. Las mil personas de mi villa estaban divididas en ocho equipos de producción de cerca de 30 casas y 120 personas. Cada equipo colectivamente era dueño de 13 acres de tierra, donde cultivábamos todo lo que necesitábamos para sobrevivir. Durante el tiempo menos atareado los chicos iban a la escuela y los adultos se ocupaban de la tierra. Durante el tiempo más atareado de la cosecha y el sembrío, la escuela cerraba los miércoles, viernes en la tarde y los domingos. Mi primer año me pagaron 5.7 puntos, cuando los adultos ganaban 10. Los adultos llevaban el agua en los hombros desde el rio, y los chicos le echaban agua a las plantas con cucharones; los adultos cavaban surcos, y nosotros sembrábamos y cubríamos las semillas dentro de estos. En la China socialista, todos trabajaban para hacer las cosas – hombres y mujeres, viejos y jóvenes.
Lo que No Desperdicias No Falta
     La mayor parte de lo que cultivábamos, 70 por ciento de los granos y verduras, se repartía entre las familias del equipo de producción, basado en la necesidad. Las familias más grandes recibían más que las pequeñas. Al margen de quien trabajase en el campo, todos recibían su parte. El 30 por ciento restante se distribuía de acuerdo a los puntos de trabajo o el salario. Los que trabajaban más ganaban más puntos y recibían más comestibles. Las familias podían ganar puntos adicionales recogiendo cenizas y desechos humanos y animales, y fermentándolos para producir fertilizantes. Los nutrientes se reciclaban eficientemente para que regresaran al suelo. No desperdiciábamos nada.
El equipo de producción pagaba sus impuestos al estado colectivamente, aproximadamente diez libras de grano por mu [0.16 acres], o aproximadamente 800 libras al año. Si nos quedaba un excedente, nos animaban a venderlo al estado como primera opción. Cuando teníamos una mala cosecha, podíamos comprar grano en la primavera en el granero del estado por uno o dos centavos más que nuestro precio de venta. El estado también le garantizaba a los agricultores por lo menos 16 pies cuadrados de tela de algodón a unos cuantos centavos por pie cuadrado para asegurarse que tuviéramos ropa nueva todos los años. Los agricultores más acomodados podían comprar más tela a un precio más alto.
Producíamos casi cuarenta variedades de granos y verduras, en su mayor parte para nuestro consumo. Comprábamos aceite de cocina, herramientas agrícolas, fósforos, licor, vinagre, vino, jabón, soga, ropa, y zapatos en las tiendas estatales y en el mercado libre. Bajo el socialismo, las empresas estatales no necesitaban empaques lujosos para competir. Comprábamos vinagre, licor y vino para llevar en nuestras propias botellas. Comprábamos fósforos en cantidades. Todo se reciclaba. La gente recogía pedazos de vidrio, metal, papel, caucho y plástico, y los vendían en las estaciones de reciclaje. Nuestra villa, como toda China, vivía un estilo de vida libre del desperdicio.        
El Cuidado de Salud Socialista: Receta para la Igualdad
La villa construyó su propia escuela y contrató sus propios maestros. La matricula era gratuita para todos los niños, que aprendían un currículo relevante a sus vidas. Los maestros ganaban puntos de trabajo, igual que los agricultores.
Los agricultores recibían cuidado de salud gratuito, aunque en las zonas rurales no teníamos doctores tan bien entrenados ni farmacéuticos sofisticados. Cada villa enviaba a un graduado de la secundaria para que recibiese capacitación en un hospital del ejército por seis meses. Estos regresaban a las villas como doctores “descalzos”, que vivían y trabajaban como agricultores de las villas. Después que el primer doctor descalzo regresaba, se enviaba al segundo graduado de la secundaria. Para el tiempo que me fui de mi villa para ir a la universidad en 1978, teníamos cuatro doctores descalzos prestándoles servicios a cerca de 1,500 personas. Estos estaban de guardia 24 horas al día, siete días a la semana. Cuando los doctores descalzos no podían resolver un problema médico, referían el paciente al hospital popular de la comuna o del condado, donde el sistema médico cooperativo pagaba los gastos.
Muchos descartan a los doctores descalzos, pero yo no estoy de acuerdo. A pesar de su entrenamiento mínimo, estos constantemente se esforzaban por mejorar dentro y fuera de sus turnos. Conocían a sus clientes y a sus familias bien y les prestaban atención a fondo, lo cual contribuía a un mejor cuidado. Por ejemplo: Mi padre en ese entonces trabajaba para el gobierno y disponía de cuidado médico estatal gratuito en un hospital grande. A pesar de eso, prefería ver a nuestros doctores descalzos.
Los Comunistas Chinos Lograron Avances Históricos                            para los Trabajadores
Muchos agricultores desplazados en India, Brasil y México terminan en los barrios marginales o villas miseria, donde las condiciones de vida son atroces y el crimen desenfrenado. Pero bajo el socialismo, la agricultura colectiva ofrecía educación y cuidados de salud gratuitos a los agricultores. China fue el único país grande que evitó la migración urbana en gran escala en los años 50 y 60 – y el alto costo ambiental asociado. Con la urbanización, las provisiones tienen que transportarse y empaquetarse fuertemente, creando una gran cantidad de basura. Los agricultores chinos que cultivaban su propia comida generaban muy pocos desperdicios, y lo que había se podía eliminar localmente con mínimo impacto ambiental.
Diferentes personas pueden tener diferentes opiniones de China bajo el socialismo. Pero lo que no se puede negar es que durante el experimento socialista China tuvo un progreso inmenso. La expectativa de vida de los chinos se elevó de 35 años en 1952 a 69 años en 1976, un avance sin igual en la historia de la humanidad. Por otro lado, India tenía la misma expectativa de vida, 35 años, en 1952. Para 1976, había aumentado sólo a 50 años.
A pesar de ser un país muy pobre, China le pudo ofrecer a toda su población – ricos y pobres, trabajadores intelectuales o manuales, en zonas urbanas y rurales – educación y cuidados de salud gratuitos. En términos de patrones de vida, la brecha entre estos grupos era pequeña.
En vista de la degradación ambiental en los países capitalistas de Occidente, los expertos en desarrollo de las Naciones Unidas tenían buenas razones para llamar a China la esperanza de la raza humana. Debemos recordar que la historia reciente contiene un modelo de desarrollo sostenible – bajo el socialismo.