En su discurso del Estado de la Unión, Barack Obama hizo un llamado a “la economía de clase media”- un capitalismo en donde los trabajadores recibirían un pedazo más grande del pastel. Pero, la última promesa de Obama es solamente un castillo en el aire. Un sistema basado en la explotación de la clase trabajadora – y regulado por el poder estatal capitalista – nunca podrá llenar las necesidades de los trabajadores. Ambas clases están diametralmente opuestas. “La Economía de Clase Media” refleja una asustada clase dominante estadounidense asediada por la crisis – asustada de lo que se podría convertir en una revolución comunista de la clase trabajadora.
Al siguiente día del discurso de Obama, en un artículo de opinión titulado, “¿Pueden los Capitalistas Salvar el Capitalismo? El New York Times mencionaba una conferencia en Londres en mayo del 2014. El tema era “capitalismo incluyente,” un concepto presentado en el 2002 por académicos de la Universidad de Michigan y Cornell. En un artículo muy citado, “La Fortuna en la Base de la Pirámide,” señalaban la capacidad de lucro que puede generar “el cuarto nivel,” los cuatro mil millones más pobres del mundo.
En la conferencia de Londres estaba Christine Lagarde, directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, que en nombre de los banqueros estadounidenses empobrece a trabajadores mundialmente. A pesar de los reveses de las revoluciones en la Unión Soviética y China, el comunismo sigue siendo una amenaza para los capitalistas del mundo. Lagarde hizo eco de la advertencia de Marx que el capitalismo, como lo parafraseo ella, “contiene las semillas de su propia destrucción, la acumulación de capital en la manos de unos cuantos, casi todo enfocado en la acumulación de ganancias…”
Hablando por sus colegas patrones, Lagarde dijo preocuparle el “alto desempleo, las crecientes tensiones sociales, y la creciente desilusión política – todo durante una Gran Recesión. Una de las principales bajas ha sido la confianza – en líderes, instituciones, en el mismo sistema de mercado libre.” Ella señalo una reciente encuesta que mostraba que menos de una en cinco personas cree que “los líderes gubernamentales o empresariales dirían la verdad sobre algún asunto importante.”
La contradicción del capitalismo es que después de todo la desigualdad que crea la ganancia, es decir la sangre del sistema, lo debilita. Como lo admite Lagarde, “las 85 personas más ricas del mundo, quienes podrían caber en un autobús londinense de dos pisos, controlan la misma cantidad de riqueza que la mitad más pobre de la población mundial – es decir 3.5 mil millones de personas…esto es un llamado de atención.”
A los gobernantes les preocupa que Marx tuviera razón
Como señala el Partido Laboral Progresista, solo la destrucción del sistema capitalista de ganancias – y sus patrones, guerra, racismo y sexismo, explotación y el desempleo masivo permanente – pude resolver nuestros problemas de clase. Solo una sociedad comunista, dirigida por la clase trabajadora y su partido revolucionario, pude acabar con las atrocidades de los gobernantes.
Los benefactores capitalistas de Obama, crearon su falsa “redistribución” en sus centros de expertos. Sabiendo muy bien que su Congreso, dominado por los republicanos, lo bloquearían. Obama propone aumentos de impuestos a bancos, que los ricos paguen por créditos fiscales y universidades comunitarias gratis para las familias obreras.
Pero los demócratas y republicanos son los dos lados de la misma organización racista y anti-obrera. Aunque difieran en sus tácticas y ocasionalmente en su estrategia, su meta es siempre la misma: sacar el máximo de ganancias a costa de la clase trabajadora.
Como todos los políticos capitalistas, Obama no tiene intención de ayudar a nuestra clase. Su trabajo es embaucar a los trabajadores a que voten y acepten más control gubernamental. Los gobernantes estadounidenses, jefes de jefes desde la Segunda Guerra Mundial, enfrentan crecientes desafíos de sus rivales imperialistas – China, Rusia, Japón, y la Unión Europea. Un conflicto global está cada vez más cerca. Los imperialistas estadounidenses necesitan desesperadamente convencer a los trabajadores estadounidenses que ellos tienen que luchar y morir por el sistema de ganancias.
En la conferencia de Londres, Lagarde endoso “el capitalismo inclusivo” como “la respuesta a la funesta predicción de Marx,” y la clave “para la regeneración y sobrevivencia del capitalismo.” Al criticar la desigualdad de ingresos, los capitalistas liberales esperan engañar a los trabajadores y apaciguar la reciente ola de rebeliones desde México a Turquía a Palestina hasta Ferguson Missouri.
El Racismo es Esencial para la Existencia del Capitalismo
La explotación es el concepto racista básico del capitalismo. Los patrones de EEUU obtienen anualmente más de $600 mil millones en súper ganancias de la brecha en ingreso familiar entre trabajadores blancos y trabajadores negros y latinos. Este sistema de ganancias es la fuente del terror policiaco y los asesinatos de Michael Brown y Eric Garner. Es la raíz de la segregación de la vivienda y las escuelas y un servicio de salud de tercera categoría. Son los cimientos del sistema criminal de justicia racista, donde un 70% de los 2.2 millones de prisioneros en EEUU son negros o latinos.
La lucha de toda la clase trabajadora se debilita cuando los trabajadores blancos son ganados a aceptar estos ataques racistas. Como resultado, los capitalistas tienen más libertad de mantener sus ganancias con despidos masivos durante las recesiones y depresiones – y arrasar también con los salarios y condiciones laborales de los trabajadores blancos.
Las desigualdades racistas son generalizadas en el capitalismo. Vemos como se mueven corporaciones hacia países en Latinoamérica, Asia, y África, en donde pagan salarios más bajos a trabajadores y más de dos mil millones de trabajadores sobreviven con tan solo $2 dólares al día. O los ataques anti-inmigrantes en la Unión Europea, donde, los trabajadores “extranjeros” son constantemente culpados por el creciente desempleo.
Durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, para comprar la lealtad de la clase trabajadora, los gobernantes de EEUU pudieron crear programas de empleos y mejorar el estándar de vida de los trabajadores. Pero la actual generación de patrones estadounidenses, asediados en muchos frentes, no pueden hacerlo. El Sueño Americano de los 50’s – un buen empleo sindicalizado, una hipoteca barata, universidad para los hijos y una pensión decente – fue solo realidad para algunos trabajadores de esa era, casi todos blancos. En 2015, es todo una mentira.
La Preocupación Más Grande de los Patrones: La Revolución Obrera
El 15 de enero, la Inclusive Prosperity Commission reporto sobre la actual crisis de capitalismo mundial. Los autores del reporte fueron el ex secretario del tesoro Lawrence Summers y Ed Balls, machetero del British Labor Party. Publicado por el Cetro para el Progreso Americano (CAP siglas en ingles), el estudio fue financiado completamente por la Fundación Rockefeller. De hecho, la revolución obrera fue considerada más peligrosa que la amenaza que posan China, Rusia, ISIS, o al Qaeda:
El principal desafío que enfrentan las democracias no es militar ni filosófico. Es mas bien que por primera vez desde la Gran Depresión, muchas democracias industriales no pueden elevar el estándar de vida ni proveer oportunidades para la movilidad social a un largo sector de su gente…Esto es un problema económico que amenaza con convertirse en un problema para los sistemas políticos de estas naciones – y para la idea de la democracia misma.
Los “problemas económicos” para estas “democracias” (el término usado por los patrones para su dictadura electoral) es el capitalismo. Los capitalistas controlan el poder estatal – el aparato de gobierno, ejército, cortes, policía, prensa – y lo usan para proteger sus ganancias. Aunque los capitalistas pueden mejorar temporalmente las condiciones y salarios de los trabajadores, su sistema requiere de la absoluta explotación de nuestra clase. Cualquier sobrante que nos otorguen nos lo quitaran en su próxima crisis económica.
El Centro para el Progreso Americano representa de lleno a la clase capitalista. Fue fundada por John Podesta, jefe de estado mayor conjunto de Bill Clinton durante el sangriento bombardeo a Bosnia y ahora es consejero mayor de la campana de la guerrerista Hillary Clinton. Su segunda es la asesina de masas Madeleine Albright, secretaria de estado de Clinton. Cuando se le pregunto en el 2001 sobre la muerte de medio millón de niños iraquíes por las sanciones de EEUU sobre medicamentos y alimentos, Albright le dijo a la CBS TV, “Creemos que vale la pena el precio.”
Únete y construye el PLP
La meta del PLP es destruir a estos carniceros y aplastar el sistema que los sostiene. Ahora que la confianza de los trabajadores en el sistema de gobierno capitalista está tambaleando, es hora de agudizar las luchas en todas nuestras organizaciones y dar liderato a trabajadores en contra de esta sociedad decadente. Tenemos una tremenda oportunidad de ganar a masas de trabajadores a unirse y construir el Partido Laboral Progresista y un futuro comunista.