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Politicos, Cortes, Policias, Klan, Todos Sirven a los Patrones

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19 Enero 2015 106 visitas

New York City (Bronx, Foley Square, Harlem, Washington Square), 13 de Diciembre.— De entre las cientos de protestas contra los asesinatos racistas que comete la policía, participé con amigos del sindicato en dos marchas masivas convencionales, una acción militante, y dos pequeños piquetes organizados por el PLP. ¿Qué implica este increíble aumento de los sentimientos anti-racistas, anti-policiales, y por lo menos parcialmente anti-capitalistas para los revolucionarios comunistas de hoy? ¿Cómo puede el partido aprovechar este momento político-económico para movilizar a nuestra clase por la revolución?
Primero, tenemos que estar claros que son la policía y el estado. Empezamos con la feroz competencia global entre los grandes capitalistas rivales, que nos lleva a un conflicto mundial entre imperialistas. En preparación para ese conflicto y para salir de la crisis económica, golpean a los trabajadores con la austeridad racista y brutal, aumentan el nivel de explotación, y así azuzan la cólera de los trabajadores de todas partes que están desempleados o mal pagados, con paupérrimas escuelas, viviendas y servicios de salud.
¿Cómo es que el capitalismo racista confronta el peligro de la explosión de cólera de la clase trabajadora, especialmente entre los trabajadores negros, Latinos e inmigrantes, que son los más explotados? Usando al estado, usando a la policía.   
El Estado
Lenin, en Estado y Revolución, mostró que el estado no es un árbitro neutral por encima de la sociedad, sino que toda forma de estado en la historia expresa el dominio de una clase sobre la sociedad. El estado es un sistema de dominio de clase, y tiene dos partes: “el aparato ideológico del estado” y “el aparato represivo del estado” (Althuser). La clase dominante se vale del primero—sindicatos, escuelas, medios de comunicación, iglesias, cortes y políticos—para controlar a los trabajadores a nivel cotidiano.
Pero cuando estas instituciones ya no pueden mantenernos encerrados en la prisión ideológica, los patrones se valen de la represión: primero la policía, después la guardia nacional, y finalmente usan todo el poder de las fuerzas armadas para doblegar a la clase trabajadora. En su brutal supremacía blanca el estado es simplemente “una entidad especial de hombres armados” (Lenin) que garantiza el dominio de clase. En la medida que aumenta la explotación para asegurar el triunfo capitalista sobre sus rivales globales, la fuerza represiva del estado va en aumento, comenzando con su primera línea de defensa, la policía.   
La Policía
Mucha gente desconoce el origen de la fuerza policial, creada allá por 1825 para el control de las masas, o sea, para controlar a los trabajadores rebeldes, y no para luchar contra el crimen. (Vea http://worxintheory.wordpress.com/2014/12/07/origins-of-the-police). La fuerza policial no se usa de igual manera sobre la población sino que se concentra cuidadosamente en los trabajadores que son más peligrosos para el capital, aquellos que representan un peligro para el sistema de lucro cuando se movilizan en grupos: los huelguistas, los que organizan en los centros laborales, en los vecindarios y universidades, o se congregan en los centros de las ciudades.
En un sistema racista, los trabajadores más peligrosos son los súper-explotados, y los comunistas e izquierdistas. Inclusive podríamos decir que el aspecto de la lucha contra el crimen del trabajo policial se enfoca en los trabajadores peligrosos, aquellos que participan en crímenes anti-sociales, que ponen en peligro los intereses de los capitalistas establecidos, a la vez que trastornan la vida de los trabajadores. El crimen también es un pretexto para la violencia de las patrullas policiales.
Una parte esencial de la defensa del capital que hace la policía es el ataque: se adelantan a las manifestaciones obreras atacando primero, aterrando e intimidando a los enojados que podrían organizar la lucha, especialmente a los trabajadores negros, Latinos y a la izquierda.
Los ataques armados de la policía reciben el apoyo de los medios de comunicación, los educadores, el clero, las cortes y de los políticos que o defienden la violencia policial o aconsejan a los trabajadores que no se defiendan. Los policías violentos y agresivos patrullan las zonas negras y Latinas (detenciones y cateos, programa de ventanas rotas, etc.), y la represión policial hasta de modestas protestas pacíficas con demostraciones de fuerza policial es la prueba de esta estrategia anticipatoria de atacar primero para intimidarnos. Nos “pre-intimidan” para que nos demos por vencidos sin luchar.         
El Estado de Derecho
Las leyes, las cortes y las prisiones son anexos al poder armado del estado, y no al revés; las fuerzas armadas son la base del estado, y la gran estructura de las leyes y las cortes son simplemente la máscara hipócrita que encubre el monopolio de la violencia estatal. Su celebrado “estado de derecho” (que se usa para justificar el sistema de grandes jurados y toda la autoridad de la policía) no es más que el dominio capitalista a través de su “entidad especial de hombres armados”, enmascarados y autorizados por las leyes dictadas por los mismos capitalistas a través de sus políticos comprados y vendidos, y administrado por las cortes controladas por los capitalistas a través del escrutinio de los jueces.    
La misma policía y los capitalistas trasgreden sus propias leyes con impunidad de las cortes sumisas. Las leyes contra las drogas justifican la encarcelación masiva (la detención preventiva de los trabajadores que podrían ser peligrosos para el capital). El código y el ideario legal burgués son también parte de la función ideológica del estado: la guerra y la tortura en la política exterior de EEUU son legítimas si se puede dictar una ley que las justifique.    
El Racismo: Esencial para el           Lucro Capitalista, para la Policía           y el Poder del Estado
Cuando la clase trabajadora es multirracial, como lo es en EEUU, el racismo sistemático define tanto las funciones ideológicas del estado como las represivas; y ahora mucha gente está en armas contra este carácter racista de los sistemas policiales y carcelarios. El poder del estado del capitalismo estadounidense tiene su base en el racismo porque este es esencial para mantener su dominio, así como para maximizar su lucro. Un lucro inmenso: billones al año producto de la diferencia entre los salarios y servicios que reciben los trabajadores negros y Latinos comparado con el de los blancos, y también entre los trabajadores y las trabajadoras. El capitalismo no quiere perder este dinero ensangrentado y está dispuesto a usar toda la fuerza del estado para mantenerlo.
El racismo estatal funciona para aplastar la rebelión de los más explotados de nuestra clase, que son los trabajadores negros y Latinos; tiene el propósito de apartar a los trabajadores blancos del liderazgo de los rebeldes negros y Latinos; y espera dividir racialmente las luchas de la clase trabajadora. El magnate ladrón Jay Gould lo explicó de esta manera: “Puedo contratar a la mitad de la clase trabajadora para que mate a la otra mitad”. ¡Ya quisieran! Nuestras marchas están demostrando como podemos unirnos contra el racismo.
La violencia policial y el encarcelamiento masivo de los trabajadores negros y Latinos, especialmente de los jóvenes, hombres y mujeres, es la punta de lanza de este uso racista del poder del estado. La violencia del estado racista en casa continúa en el racismo del ejército del imperialismo estadounidense en el extranjero donde asesinan y torturan despiadadamente a los trabajadores que son en su mayoría gente de color.
Estos hechos definen a un capitalismo de supremacía blanca que tiene sus raíces sangrientas en la esclavitud. Pero todos los trabajadores, sin distinción de “raza”, (el concepto en si es racista) debemos luchar contra el racismo de cualquier segmento de nuestra clase, porque el racismo nos afecta y agrede a todos, y necesitamos la fortaleza de toda la clase trabajadora—a menudo liderada por los trabajadores cuyas vidas dependen de su liberación del racismo—para aplastar el racismo, la herramienta patronal, para siempre. Dialogo entre el Comunismo y otras ideas en el Movimiento    
Los manifestantes, por supuesto, tienen sus propias ideas interesantes y conmovedoras sobre el racismo, la policía, y aunque raras ahora en aumento, sobre el capitalismo y su poder del estado. Algo notable en Nueva York es que los estudiantes y profesionales jóvenes llevan pancartas con frases elocuentes de los escritores anti-racistas como Malcolm X, Martin Luther King, Audre Lorde, Frantz Fanon, y James Baldwin. Hay una efervescencia de ideas así como de acciones en estas demostraciones y una constante y maravillosa auto-evaluación de propósitos y métodos. En este espíritu, les ofrecemos a nuestros lectores estas notas iniciales sobre la policía y el estado bajo el capitalismo. Queremos entablar un diálogo sobre este tema, como lo están haciendo nuestros camaradas en Ferguson, en Brooklyn, en San Francisco, y en otros lugares donde la policía ha cometido asesinatos racistas.
Por supuesto, las funciones de la policía y el estado en la sociedad capitalista son más complejas de lo que se puede explicar en este artículo, y hay muchas excepciones. Sin embargo, diríamos que las excepciones, una vez que se analizan, prueban la regla. De Blasio ya ha apoyado la cacería policial de seis manifestantes que osaron resistir los esfuerzos de la policía para arrestar a un manifestante. Hay control policial liberal y control policial fascista, pero debajo de todo liberal se esconde un fascista, cuando la hipócrita ideología necesita usar la represión de hierro.      
La Única Solución es la                 Revolución Comunista
En última instancia, la justicia para los trabajadores víctimas de la policía capitalista implica la toma del estado y de toda la sociedad de los capitalistas, la abolición de su clase racista a través de una revolución armada, y la posesión del poder del estado en manos de la clase trabajadora y sólo de la clase trabajadora. Les pedimos a todos los anti-racistas que reflexionen sobre esta verdad desafiante. La justicia implica ponerle fin a todo tipo de explotación, no la reforma de un sistema de justicia que tiene como todo su propósito continuar la explotación.
Los invitamos a que estudien con nosotros todas estas preguntas que afectan nuestro progreso y éxito. Los invitamos a que se organicen con el PLP, un partido revolucionario comunista, para avanzar el anti-racismo.
Los invitamos a que consideren integrarse a la lucha contra el racismo y el capitalismo, a luchar por un mundo igualitario sin explotación racista, y con ese fin, unirse al PLP y ayudar a forjar un partido comunista efectivo, multirracial, internacional y revolucionario.
Nuestro partido, como ustedes, está lleno de esperanza, porque tenemos la fortaleza de una larga tradición comunista que nos respalda, así como la energía presente de todos los que se rebelan hoy, que dicen que el racismo debe acabar hoy. Queremos construir un futuro diferente. ¡Únasenos!