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Las mentiras racistas

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30 Julio 2016 83 visitas

Las convenciones nacionales republicanas y demócratas están diseñadas para construir un consenso racista y nacionalista en torno a los ataques guardados para los trabajadores a medidas que el capitalismo estadounidense se descontrola  en una profunda crisis. Donald Trump y Hillary Clinton son las dos caras de la misma moneda de la clase dominante. Uno arroja abiertamente el racismo para dividir a la clase obrera; el otro hace apelaciones vacías sobre  “la justicia racial”  tratando de ocultar una trayectoria de cuatro décadas de racismo, defendiendo políticas anti-obreras y sexistas y proveyendo un liderazgo político engañoso.

Los Republicanos Celebran el Racismo

El primer día del festival de odio de los republicanos fue titulado “Que Estados Unidos Tenga Seguridad de Nuevo” –para los  capitalistas estadounidenses. Presentaron a dos terroristas de mano dura: el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, y el alguacil de Milwaukee, David Clarke, uno de varios oradores negros que estaban acostumbrados a culpar a las víctimas negras por las atrocidades del capitalismo. Atacaron a manifestantes antirracistas y acusaron a la organización Black Lives Mattter (Las Vidas de Negros Importa) de los disparos contra policías por solitarios francotiradores trastornados. Fueron fuertemente aplaudidos por los delegados, de los cuales menos del uno por ciento eran negros, el porcentaje más bajo en más de un siglo (slate.com, 7/19). Esta convención fue una manifestación del Klan con confeti y globos.

Los oradores republicanos orgullosamente  declararon que  las  Vidas de los Azules (la policía) Importan, cuando todos los datos muestran que las Vidas de los Azules Asesina. En 2015, 42 policías  murieron por disparos en su trabajo, un descenso de 14 por ciento  con respecto al año anterior, y menos de un tercio del total de los que fueron tiroteados  y matados en 1973 (npr.org, 29/12/15). En 2015, los policías estadounidenses dispararon y mataron a 990 personas. La tasa de asesinatos contra gentes negras fue  tres veces la de los blancos, aun luego de ajustar por la demografía local. Aunque los hombres negros “representan el 6 por ciento de la población de EE.UU., ellos  constituyeron casi el 40 por ciento de los que mataron, sin encontrarles armas” (washingtonpost.com, 1/6). Ninguno de estos linchamientos legalizados dió lugar a la condena de un policía  por asesinato u homicidio (Huffington Post, 1/13).

Los policías son los matones de los multimillonarios y sus  políticos títeres.  Su trabajo consiste en proteger la propiedad privada de los capitalistas; tienen licencia para matar a quien les plazca, incluyendo 494 trabajadores blancos el año pasado. El terror racista de la policía está dirigido a la pacificación de toda la clase trabajadora. Todos los trabajadores tienen un interés común en la lucha contra este terror, y en aplastar al estado capitalista que lo engendra.

Trump finalizó el procedimiento republicano con llamadas  transparentemente racistas de “ley y orden” y de “Hacer a Estados Unidos Estupendo de Nuevo.” Haciendo caso omiso de los datos que muestran que los inmigrantes en general, y los indocumentados en particular, tienen una tasa de criminalidad violenta muy por debajo  que los ciudadanos de los Estados Unidos ( Wall Street Journal, 07/04/15), demonizó a los indocumentados como criminales salvajes: “Decenas de miles de ellos están siendo lanzados por nuestras comunidades, sin tener en cuenta el impacto en la seguridad o los recursos públicos”, dijo.

El racismo de Trump al estilo nazi, al que se le dió un megáfono todo el año por los medios de comunicaciones capitalistas, es infeccioso. Algunos delegados lanzaron cacahuetes a una empleada negra del CNN y gritaron, “Así se les da de comer a los animales!” Una congresista republicana fue abucheada cuando dijo que nació en México. En un reciente partido de baloncesto en Indiana, estudiantes blancos de la escuela secundaria llevaron pancartas de Trump y gritaron, “Construir la Muralla!” Y “Hablar inglés!” a una multitud en gran medida Latina (CNN, 3/1).

Pero el racismo anti-inmigrante no es exclusivo de los republicanos; El demócrata Barack Obama sentó las bases para las ideas exorbitantes de Trump  de hacer chivo expiatorio. Desde que asumió el cargo en 2009, Obama ha deportado a más de 2.5 millones de personas, más que cualquier otro presidente en la historia de EE.UU., incluyendo a miles de mujeres y niños quienes sufren la violencia capitalista en América Central este año. La misma administración racista y sexista ha oprimido y ha asesinado trabajadores musulmanes en todo el mundo, desde la vigilancia constantes de las mezquitas a los asesinatos con aviones no tripulados.

El Racismo Perjudica a Todos los Trabajadores

En esta época del vil racismo público, hay que señalar que las protestas contra el racismo en todo el mundo, que involucra a cientos de miles de personas, han sido en gran parte multirracial. Estas manifestaciones no promueven la violencia individualista (ver página 6); estas representan una lucha esencial contra la violencia del estado. Ahora es más importante que nunca  construir el movimiento multirracial de  masa contra el racismo.

La división nacionalista alimentada por la dirección de Black Lives Matter debilita nuestra capacidad de construir un movimiento de este tipo. Financiado por figuras de la clase dominante como el multimillonario George Soros, estos falsos líderes están atados a un  callejón sin salida,  y a soluciones en el marco del sistema. Pero las contradicciones del capitalismo no pueden ser resueltas por medio de  la reforma.

Con la dirigencia del comunista y revolucionario Partido Laboral Progresista, la clase obrera internacional debe hacer frente a los planes de guerra de los imperialistas y hacer la lucha por el comunismo, una sociedad que funciona por y para los trabajadores. Acabar con todo el sistema capitalista! Poder a la clase obrera!

Trump Habla, Clinton Da Muerte

Trump es un enemigo obvio para los antirracistas. Pero él tiene un largo camino que recorrer antes de que pueda coincidir con el daño causado por los Clinton durante la presidencia de Bill Clinton solamente. En la primera de las cuatro noches de la mentira y la hipocresía de los demócratas, Michelle Obama elogió a Hillary Clinton por “su dedicación de toda su vida a los niños de nuestra nación.” La primera dama de alguna manera se olvidó de los millones de niños latinos y negros  sumidos en la pobreza profunda por los Clinton y su racista reforma del bienestar público en 1996; Hillary Clinton recogió votos para esta legislación y más tarde llamó a las familias empobrecidas “gorrones” (La Nación, 3/1). Y debe haber deslizado la mente de Obama de que los Clinton dejaron a millones de niños sin padres cuando defendieron la ley contra el crimen de 1994, que condujo directamente a la encarcelación en masa racista. Hillary Clinton aplaudió el proyecto de ley, avivando los temores contra jóvenes negros como “súper-depredadores.” De los más de dos millones de trabajadores tras las rejas hoy, el 40 por ciento son negros, tres veces su parte de la población en EE.UU.

Para los crímenes imperialistas contra la clase obrera, Hillary Clinton tiene un asiento de primera. Como senadora, defendiendo los intereses de sus clientes en Exxon Mobil y Goldman Sachs, Clinton apoyó vigorosamente las matanzas en Irak y Afganistán por los EE.UU. Como secretaria de Estado de Obama, devastó a millones en Siria, Libia, Haití y Honduras. Ella es una ávida partidaria del apartheid de Israel y sus asentamientos ilegales en Cisjordania. Ella quiere escalar la guerra en Siria mediante la imposición de una zona de exclusión aérea, lo que podría acelerar un choque militar de  EE.UU. con Rusia.

Como dijo el economista de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, de la candidata demócrata, “Su llamada experiencia de política exterior” ha sido el apoyo a todas las guerras exigidas por el departamento de seguridad profunda de EE.UU. dirigido por los militares y la CIA” (Counterpunch, 05/3) . Aquí es donde el feminismo, la política reaccionaria de identidad, conduce a la clase obrera: el asesinato en masa y el terror contra hombres, mujeres y niños de la clase trabajadora.

Tercera Opción: La Revolución Comunista

Que opción! El abiertamente fascista Trump promete atacar y dividir a los trabajadores y fortalecer el estado policial en EE.UU., mientras que enriquece a los multimillonarios como él. La liberal fascista Clinton está lista para reunir a los trabajadores a luchar y morir en guerras imperialistas en las que se beneficiarán solo los multimillonarios.

Pero hay otra alternativa: la lucha por el poder obrero (ver páginas 5, 8). Bajo el capitalismo, las elecciones no tienen ningún futuro para nuestra clase. La política electoral es una cárcel ideológica, pero podemos salir de ella! Nuestra opción es el PLP, un partido comunista revolucionario que está construyendo el movimiento obrero de masas para aplastar a los capitalistas y sus lacayos políticos. No vote, a la lucha!