La orden ejecutiva de inmigración del Presidente Donald Trump, prohibiendo la entrada a EE.UU. de quien proviene de siete países musulmanes, ha destruido y puesto en peligro miles de vidas de trabajadores. Se le negó la cirugía de corazón a un bebe de 4 meses de Irán. Se separo a una madre sudanesa de su bebe de 11 meses, al ser detenidos en el aeropuerto de Dallas. Un sin numero de refugiados estuvieron atrapados en situaciones de alto riesgo para su vida. Se le negó la entrada a un traductor iraquí, quien había arriesgado su vida por el imperialismo estadounidense durante la guerra de Irak; a un biólogo iraní trabajando en la cura de la tuberculosis en Harvard; a un sin numero de científicos, doctores, investigadores y estudiantes.
Mientras los patrones estadounidenses devastan a millones de trabajadores haciendo sus guerras imperialistas, también trabajan en asegurarse que ningún trabajador se escape de esta sentencia de muerte. (ver recuadro) No importan los resultados del proceso judicial de EE.UU. esta política racista solo le sirve a la clase dominante capitalista. La agudización de las rivalidades imperialistas – conflictos entre patrones de diferentes países – están acelerando una guerra global. No importa cuales sean sus diferencias internas, los gobernantes de EE.UU. usan el racismo anti-musulmán de Trump y su nacionalismo de “América Primero” para ganar a la clase trabajadora estadounidense a su causa: la lucha por el capitalismo estadounidense y las ganancias petroleras patronales.
La diferencia entre Trump y Barack Obama es mas sobre estrategia que ideología política. Obama deporto a millones, escondiendo su política racista hablando sobre tolerancia racial y religiosa, táctica para engañar y pacificar a la clase trabajadora. Trump a tomado un rumbo abiertamente racista para movilizar a su base racista. Lo bueno es que los trabajadores antirracistas han respondido en masa, luchando. Unas horas después que Trump firmara su orden ejecutiva, miles de trabajadores – negros, latinos, asiáticos y blancos, mujeres y hombres, jóvenes y viejos – salieron a protestar en muchos aeropuertos en docenas de ciudades por todo EE.UU. y el mundo, desde Londres a Paris, Manila, y Yakarta. Los trabajadores hicieron de lado sus diferencias religiosas y se unieron. La unidad multirracial es esencial para que la clase trabajadora construya un mundo libre de fronteras racistas, sexismo, guerra y pobreza, un mundo comunista dirigido por y para la clase trabajadora internacional.
Prohibición: Nada Nuevo
para el Racismo Estadounidense
Estos ataques a trabajadores no son nuevos. El racismo de Trump llega después de ocho años de políticas racistas de inmigración del deportador en jefe Obama. (desde 2009 al 2014, Obama deporto a 2.5 millones de trabajadores) La “nueva” política de Trump, nació de la ley Terror Prevention Act 2015, la cual numeraba a siete países en cuestión. Esta ley de Obama, a su vez, fue una versión ampliada de la política de inmigración del presidente George W. Bush (Nation, 27/6/16).
El fortalecimiento de las fronteras – para dividir y explotar mejor a la clase trabajadora – es esencial para el capitalismo. En la década de 1930, bajo el presidente liberal demócrata Franklin E. Roosevelt, los patrones estadounidenses deportaron a cientos de miles de trabajadores mexicanos. Durante la Segunda Guerra Mundial, rechazaron a los refugiados judíos, quienes terminaron en los campos de muerte nazis. Últimamente, los patrones usan el racismo anti-musulmán para justificar sus invasiones, saqueos, y destrucción del Medio Oriente (ver cuadro). Para los trabajadores la frontera entre México y EE.UU. se ha convertido aun mas letal para ellos. Durante la administración Obama, a niños enviados por sus padres como ultimo recurso para escapar el conflicto en Centroamérica, fueron devueltos, aun cuando para algunos eso significaba una sentencia de muerte (New York Times, 16/7/16).
La prohibición de inmigración de Trump fue significativa también para los países excluidos – especialmente Arabia Saudita, productor de petróleo barato lo cual contribuye a las grandes ganancias para la ExxonMobil, de la cual Rex Tillerson, secretario de estado estadounidense fuera ejecutivo hasta diciembre del año pasado: “En su orden…Trump invoco los ataques del 11/9 tres veces. Sin embargo, Arabia Saudita…hogar de 15 de los 19 atacantes, no fue incluida en la lista de países…[Esto] refleja los profundos lazos económicos y de seguridad entre Estados Unidos y Arabia Saudita”(NYT, 30/1)
Entonces, ¿que significa que las cortes y muchos políticos – demócratas y republicanos – estén censurando a Trump? Refleja el desorden que existe entre los gobernantes aun cuando tratan de poner en línea a la clase capitalista y proteger su tambaleante imperio. Para lograrlo no les importa asesinar a millones de trabajadores alrededor del mundo. Aunque Trump sea menos predecible y quizás menos fácil de controlar que recientes presidentes, al final les entregara el movimiento pro guerra que los patrones necesitan o ellos encontraran a otro político racista para que lo remplace. Los jueces que bloquearon temporalmente la orden de Trump son los mismos que se enfocan en trabajadores negros para su encarcelamiento racista. Mientras tanto, los verdaderos criminales de Wall Street le roban miles de millones a nuestra clase.
No podemos votar para pedir nuestra salida de la opresión capitalista. La única forma para que la clase trabajadora consiga lo que necesita es a través de la violencia revolucionaria masiva y la toma del poder estatal. Para ganarnos el mundo, la clase trabajadora internacional, organizada por el Partido Laboral Progresista, tendrá que tomárselo. Solo una revolución comunista, dirigida por el PLP, puede acabar con la explotación y el asesinato masivo imperialista de una vez por todas.
Aplastemos Todas las Fronteras
Los miles de antirracistas que se han tomado las calles y aeropuertos envían un importante mensaje de resistencia contra los intentos patronales de dividir a la clase trabajadora. Muestran el potencial de la unidad multirracial en la lucha. Para la clase trabajadora luchar por una política de inmigración mas “justa” es en vano. Las fronteras son creadas por el capitalismo; sirven a los patrones pues el capital fluye libremente de país a país. La clase trabajadora internacional no necesita estas líneas artificiales. La única forma de lograrlo es acabando con las fronteras nacionales y construyendo un movimiento revolucionario masivo de la clase trabajadora.
Cada vez que los patrones ataquen, nosotros, la clase trabajadora internacional, deberá organizar la lucha y enfrentarlos con la unidad multirracial El viernes, 3 de febrero, mas de mil dueños de tienditas en la ciudad de Nueva York se fueron a la huelga contra la prohibición de Trump y en solidaridad con los detenidos. Manifestantes protestando el asesinato racista por la policía de Ramarley Graham en el Bronx se unieron a los manifestantes de las tienditas. Para llevar esta unidad al siguiente nivel, debemos convertir las luchas de reformas en luchas por el comunismo. La clase trabajadora internacional merece un mundo mejor – un mundo comunista, dirigido por el PLP!
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La prensa patronal usa el racismo anti-musulmán y anti- árabe para pintar la guerra en el Medio Oriente como parte de un conflicto sin fin entre sectas musulmanas. Pero la realidad de los horrores contra nuestra clase es la rivalidad inter imperialista, como se puede ver con los siete países señalados por Trump.
En Irán:
Los patrones siguen enfrascados en una lucha con China y Rusia, principal apoyo del régimen de iraní, por el control de la vasta fortuna energética del Medio Oriente, una lucha letal para la clase trabajadora.
Lo que mas temen los patrones estadounidenses es el aislamiento y el cerco alrededor de Arabia Saudita y sus campos petroleros, permio mayor para el imperialismo estadounidense, por Irán y sus aliados regionales.
En Irak:
EE.UU. tiene un largo historial de ataques a la clase trabajadora iraquí, la mas reciente, la muerte de un millón de trabajadores en la guerra de Irak.
Irak surge nuevamente como punto focal para los gobernantes estadounidenses. Los patrones siguen entrelazados en la política petrolera de Irak.
Las grandes y crecientes operaciones de ExxonMobil en el país apuntan a controlar los recursos petroleros iraquíes, los cuales crecen en importancia para sus rivales chinos.
En Siria:
Para millones de trabajadores, el horror de mas guerras es una realidad. La guerra sustituta con Rusia ha arrasado con ciudades, desplazado a millones de refugiados y masacrado a cientos de miles de trabajadores.
La orden de Trump incluye una total y definitiva prohibición a refugiados sirios.
En Libia:
Usando la falsa excusa de “responsabilidad de proteger” para sus guerras, Hillary Clinton, entonces secretaria de estado diseño la invasión estadounidense en 2011. Bombardeos y redadas de misiles por EE.UU. supuestamente librarían a los ciudadanos libios de su dictador Muammar Qaddafi. En realidad, la invasión fue diseñada para consolidar acuerdos petroleros hechos por los poderes imperialistas con el poco confiable Qaddafi, y entre ellos.
En Sudan:
Al principio China apoyaba al gobierno sudanés de Khartum durante las luchas contra separatistas rebeldes en el sur, los cuales eran financiados por EE.UU. Pero cuando los rebeldes tuvieron éxito en liberar su provincia rica en petróleo del control del régimen de Khartum, los chinos hábilmente cambiaron de bando protegiendo sus proyectos de gas y petroleros.
China ayudo a desarrollar la industria petrolera del sur de Sudan, la cual exporta el 80% de su petróleo a China.
Tropas chinas son parte de una “fuerza de paz” de las UN que protege los oleoductos y pozos petroleros.
En Yemen:
Yemen es destruida como parte de una guerra sustituta entre los rebeldes Houthi – apoyados por Irán y el régimen pro Saudí/EE.UU. Una coalición saudí ha estado atacando por aire indiscriminadamente en todo el país, asesinando a miles de trabajadores. Los capitalistas financieros temen cualquier amenaza al control de EE.UU. sobre el centro de ganancias mundial vecino de Arabia Saudita.
En Somalia:
La clase trabajadora esta en medio de la lucha imperialista por controlar el petróleo del Medio Oriente. En los últimos meses, la destrucción ha aumentado a seis ataques al mes (Telesurtv, 16/10). Obama plegó estas redadas en la guerra perpetua perpetrada bajo la “Autorización del Uso de Fuerza Militar” convertida en ley por legislación del Congreso una semana después del 9/11.