Israel se está volviendo abiertamente fascista. Se acabaron las máscaras liberales de los 90s y los principios de los 2000s. Ahora, los oficiales del gobierno abogan abiertamente por anexar la (ya ocupada) Cisjordania y establecer un régimen abierto de apartheid donde los residentes palestinos se verán obligados a vivir bajo el gobierno israelí. El gobierno censura cada vez más a la prensa y utiliza las demandas por difamación para silenciar las críticas. Los políticos abiertamente sexistas y, por supuesto, racistas serán probablemente ministros nombrados en la próxima administración.
Las Fuerzas de Defensa de Israel mataron a 182 palestinos e hirieron a 9.204 mientras reprimian las protestas en contra el asedio en la frontera de Gaza. Muchos más fueron asesinados como “daños colaterales” en los bombardeos israelíes contra objetivos de Hamas en Gaza en respuesta a los disparos de cohetes en ciudades israelíes. Según los datos de la ONU, el 38 por ciento de los habitantes de Gaza viven en pobreza. Hay un 26 por ciento de desempleo en general en Gaza, y el 38 por ciento de los jóvenes están desempleados. Cincuenta y cuatro por ciento de los habitantes de Gaza padecen inseguridad alimentaria y más del 75 por ciento son beneficiarios de ayuda. Los trabajadores de Gaza protestaron por estas condiciones a principios de este año, pero Hamas, el movimiento religioso que controla a Gaza, reprimió las protestas con fuerza brutal.
Con nuestros recursos limitados, participamos principalmente en dos luchas. La primera es la Coalición Nacional para el Empleo Directo. Es una organización multirracial, liderada por mujeres, de trabajadores que luchan en contra patrones de “contratos”. Estos patrones son modernos traficantes de esclavos, que contratan a trabajadores y luego los “alquilan” a varias empresas y oficinas gubernamentales. Un PLPelista, un trabajador de limpieza en un centro comercial empleado a través de un contratista, dirige una de las luchas.
La otra lucha es en contra del racismo en el sur de Tel-Aviv. Miles de solicitantes de asilo negros han venido a Tel-Aviv en las últimas dos décadas, huyendo del fascismo y el genocidio en sus países de origen. Los racistas locales, alentados por los oficiales del gobierno, dirigen una campaña en contra de ellos, y afirman que los solicitantes de asilo son “violadores y asesinos” que “destruyen los vecindarios”. Este racismo ayuda a los “desarrolladores” que quieren desalojar a los inquilinos de estos barrios pobres y construir apartamentos de lujo. Nos unimos a combatientes de la comunidad local, liderados por mujeres negras y judías de clase trabajadora, para luchar en contra de estas escorias fascistas y construir la unidad de los obreros.
Todos estamos luchando en contra de los horrores del capitalismo. ¡Necesitamos el comunismo ahora más que nunca! Superaremos estas dificultades y continuaremos la lucha de clases, junto con nuestras hermanas y hermanos en Israel-Palestina y el mundo entero.