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Disturbios en Hong Kong Trabajadores deben rechazar nacionalismo

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13 Agosto 2019 81 visitas

Por mas de dos meses, las protestas masivas en Hong Kong la han convertido en el nuevo foco en la creciente lucha entre los capitalistas de mercado estadounidenses y el capitalismo de estado chino. Los trabajadores en Hong Kong y el mundo no podemos dejarnos engañar por ninguno de los dos bandos imperialistas explotadores. Todos los patrones arreglan sus disputas con ríos de sangre de la clase trabajadora. La guerra comercial entre EE.UU. y China crece día a día, inevitablemente llevara al conflicto armado y eventualmente a la tercera guerra mundial.
La imágenes de las masas atacando a la policía y parando todo el centro financiero pueden ser inspiradoras. Pero cuando evaluamos cualquier movimiento de resistencia, necesitamos ver mas allá de la apariencia hacia su esencia política. Las protestas en Hong Kong, son en esencia reaccionarias, un movimiento anti-obrero. Sirven los intereses de los multimillonarios locales que pelean contra el control de los capitalistas chinos del continente y su consorcio criminal organizado, el antes revolucionario Partido Comunista Chino (PCC)
Hong Kong, paraíso para explotadores
Cuando China feudal perdió la primera guerra de opio en 1842, a los traficantes británicos, la isla de Hong Kong fue tomada por el entonces creciente imperio británico. Pronto se convierto en sede de los imperialistas occidentales y sus esbirros locales que solo deseaban apoderarse de toda la riqueza de Asia.
En 1949, Hong Kong, junto a muchos puestos fronterizos vitales al capital financiero, continuo siendo colonia británica después que el otrora revolucionario PCC derrotara a los fascistas del Kuomintang en una amarga guerra civil. Para 1970, los capitalistas chinos – una nueva “burguesía roja”- acabo con el movimiento de masas que luchaba por restablecer la lucha por el comunismo; la Revolución Cultural. En 1997 estos falsos izquierdistas gobernantes permitieron que el capitalismo financiero independiente persistiera en Hong Kong por los próximos 50 años con el acuerdo “un país, dos sistemas”.
El 5 de agosto, los trabajadores declararon una huelga general con la consigna “Restaurar la revolución de nuestra era a Hong Kong!” Algunos elementos de la clase dominante en Hong Kong, apuestan a una autonomía permanente, la cual jamás aceptara la clase dominante china. Para el “Wall Street Oriental, la apuesta es muy alta. Las características de Hong Kong son los relativamente bajos impuestos, un sistema financiero desarrollado, poca regulación…Casi todos los principales bancos y compañías multinacionales tienen sus sedes en la ciudad…”(Council of Foreign Relations, 19/06). Hong Kong es centro importante de inversión para compañías chinas, lo cual les da “acceso a los mercados mundiales de capital para financiamientos de prestamos y bonos” (Economists, 01/10/14).
Aun después que Shanghái y Beijing emergen como las nuevas capitales financieras, Hong Kong continua siendo supremamente importante para los gobernantes chinos, en su apuesta de dominar el sistema de ganancias global. Los planes son integrar a Hong Kong y la provincia vecina de Guangdong en un proyecto de bahía “que podría rivalizar con el área de la bahía en San Francisco o Tokio…dando eco al discurso de la iniciativa china ‘Cinturón y Ruta de Seda’, este proyecto integraría una población de mas de setenta millones y una economía de $1.5 billones” (CFR, 10/6).  La incorporación de Hong Kong seria fatal para los capitalistas que han florecido bajo “un país, dos sistemas”. Esa es la gente detrás de los disturbios.  
Democracia, una herramienta de los explotadores
El residente común y corriente en Hong Kong vive en un espacio equivalente a un puesto de estacionamiento; cientos de miles de trabajadores pobres tienen que compartir ese espacio entre tres personas (New York Times, 22/7). Sin embargo, los manifestantes no luchan contra las desigualdades del sistema capitalista y sus protestas están infectadas de racismo anti-continente. Abordan a turistas gritándoles “incivilizados” o “invasores”, e intimidan a mujeres ancianas del continente que tratan de hacer sus ejercicios matutinos afuera (NYT, 13/7).
La clase dominante china, desde Xinjiang a Hong Kong a Taiwán, enfrenta crecientes desafíos internos a su autoridad. Los disturbios en Hong Kong reflejan las protestas de 1989 en Tiananmen, otro de los movimientos “pro-democracia” que prefería un capitalismo mas occidental, con un estilo mas empresarial. China ya no puede permitir “dos sistemas” en épocas de creciente fascismo y rivalidad inter-imperialista.
Las acciones masivas, “sin lideres”, en Hong Kong, laureadas rápidamente por la prensa patronal estadounidense, son el velo que esconde la intervención directa del imperialismo estadounidense. Entre las 40 ONG que apoyan las protestas de Hong Kong, se encuentra la levemente opacada operación de la CIA, la National Endowment for Democracy (NED). Como admitieron sus fundadores al principio: “Mucho de lo que hacemos hoy lo hacia la CIA en secreto hace 25 años” (NYT, 1/6/86). NED ha penetrado cada movimiento de “oposición” que se alinea a los intereses del capital financiero estadounidense, desde Rusia en (1996) a Venezuela en (2002), Haití, (2004). Hoy están mas activos en Nicaragua, Ucrania, Xinjiang, y Hong Kong (thegrayzone.com,18/6). Su influencia fue notoria con las pancartas en ingles y las banderas estadounidenses que portaban los manifestantes en Hong Kong.
Nacionalismo y guerra
Conforme crece la guerra comercial y de divisas entre las clases dominantes china y estadounidense, ambos lados se preparan para un el conflicto abierto. El PCC ha dado su apoyo a Hu Xijin, nacionalista chino, y a su periódico el Global Times, el cual tiene unos 30 millones de lectores en línea. El trato de Hu a la rivalidad EE.UU. – China: “Existe una sensación de crisis; EE.UU. no puede evitar el asenso de China.” Sobre la guerra comercial: “Estamos dispuestos a soportar un poco de dolor para dale una lección a EE.UU.”. Sobre el futuro de la guerra abierta: “La posibilidad no se puede descartar; el peligro es mayor que antes”(NYT, 31/7).
Pero cuando se trata de explotación y masacre, China no puede competir con la democracia liberal occidental. Desde sus orígenes en Grecia hasta su consagración en la Constitución estadounidense, la democracia ha sido una careta para que una pequeña clase domine.  La democracia es una herramienta de esclavistas – esclavitud sin salario entonces, esclavitud asalariada hoy. Los trabajadores seguirán sufriendo de esta esclavitud y las masacres imperialistas hasta que aprendamos a ver a la democracia como lo que es: una dictadura de la clase capitalista. Nuestra tarea es remplazar la democracia capitalista con la dictadura del proletariado y un sistema que llene todas las necesidades de los trabajadores. Ese sistema se llama comunismo.
¡Lucha por el comunismo!
El Partido Laboral Progresista esta construyendo un movimiento revolucionario comunista tomando la posta de los Guardias Rojos en la Gran Revolución Cultural China y terminando el trabajo de dar liderato a la clase trabajadora hacia la victoria por una sociedad sin clases. Los guardias rojos no lucharon por la democracia, sino por el centralismo, por el principio de que la mas alta expresión de “gobierno de las mayorías” es el compromiso inflexible a los intereses de la clase trabajadora internacional.  Solo un partido comunista masivo puede dar liderato a esta lucha. El centralismo comunista sigue siendo nuestra herramienta mas valiosa. ¡Únetenos!