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Huelga de Colombia contra Uribe; los trabajadores necesitan el comunismo

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21 Diciembre 2019 97 visitas

Desde el jueves 21 de noviembre por todo el territorio colombiano las movilizaciones más multitudinarias de las últimas décadas llenaron las calles de las grandes ciudades y todos los municipios. Estas movilizaciones han tenido continuidad en los cacerolazos y un sin número de movilizaciones que brotan en cada rincón. Muchas de éstas dirigidas por mujeres estudiantes y obreras. Esto demuestra el rechazo masivo al gobierno machista de Duque - Uribe, a la corrupción del estado y al paquetazo contra los trabajadores.
 Los obreros también se manifestaban contra el gobierno por su complicidad con los asesinatos selectivos a más de 600 líderes sociales, al exterminio indígena y la violencia racista generalizada.
El día anterior a la movilización hubo decenas de allanamientos a las viviendas de personas relacionadas con el paro. Se trata de una estrategia de amedrentamiento que finalmente solo sirvió para avivar más la rebeldía y aumentar el caudal de manifestantes. Los fuertes enfrentamientos y ataques del ESMAD a las mujeres y protestantes dejaron más de 800 detenidos, 50 allanamientos, 4 asesinatos y más de 300 heridos. Esta vez, los gobernantes incrementaron una política más criminal pero ya conocida: crear miedo y vender seguridad.
Durante la primera noche del paro en Cali y la segunda en Bogotá se decretó el toque de queda. Esta medida fascista no se había dado en la capital en más de cuatro décadas. Se militarizaron las ciudades y se creó un ambiente de pánico por supuestos saqueos a conjuntos residenciales. Personas denunciaron haber capturado a algunos saqueadores quienes manifestaron haber recibido 50 mil pesos para intentar saquear. El objetivo era mostrar a los militares como héroes, salvadores, al tiempo que siembran el miedo y lo relación con el paro.
En otros barrios de la ciudad, los cacerolazos derrotaron en la práctica al toque de queda. Al tercer día los proletarios retomaron las calles venciendo el miedo. Esto nos sirvió como una gran experiencia ya que los obreros necesitan deshacerse del miedo para poder enfrentar estos ataques patronales.
¡La paz entre clases sociales sirve a patrones criminales! fue la consigna del PLP que entonamos con buena aceptación en estas manifestaciones. Los medios de comunicación, la burocracia sindical y politiqueros reformistas insisten en el pacifismo como un principio del paro y una gran mayoría de manifestantes lo han aceptado. Pero que estas protestas sean pacíficas no quiere decir que debamos seguir siendo pasivos ante las continuas agresiones, retenciones y golpizas. Por esto es necesario organizar la violencia revolucionaria y masiva defendiéndonos de los ataques criminales de nuestros enemigos de clase. Estos ataques no terminarán mientras exista el capitalismo. Para la burguesía es necesario reducir al mínimo las condiciones de vida de los trabajadores por que necesitan maximizar sus ganancias.
Mientras ellos tengan el poder nos seguirán despidiendo del trabajo, recortando los salarios, nuestras pensiones, servicios de salud y educativos. Los obreros seguiremos luchando contra esos recortes. Por eso tenemos la urgente necesidad de organizarnos en un partido internacional no electorero. Para entre todos los proletarios dirigir la revolución comunista aboliendo el capitalismo. De esa manera, formar una nueva sociedad comunista donde lo que produzcamos servirá para satisfacer nuestras necesidades y no para enriquecer a un puñado de patrones criminales.