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Trabajadores del transporte publico se preparan para la huelga
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- 14 Enero 2017 79 visitas
WASHINGTON, DC, 5 de enero—El camino hacia la revolución para una sociedad comunista incluye liderar batallas militantes en contra de los ataques racistas y capitalistas a nuestra clase. En el Sindicato Local de Transporte Amalgamado en la Local 689. Los miembros del Partido Laborista Progresista están luchando con sus compañeros de trabajo para intensificar la lucha contra la administración.
Una fuerte huelga sindical no sólo retrocedería los ataques de la administración contra la clase trabajadora sino que la fortalecería para las muchas batallas que se avecinan en el camino hacia una revolución comunista. Para los trabajadores de tránsito esto requiere exponer cómo los líderes sindicales actuales colaboran con la gerencia. En Metro y en todo el mundo, el liderazgo comunista es necesario para las luchas contra los ataques de los jefes hoy y para el comunismo y el poder de los trabajadores, mañana. Una organización del PLP más fuerte en Metro es un paso en esta dirección.
El Partido Laboral Progresista se unió a más de 100 trabajadores en una reunión del ayuntamiento de la unión. La dirección del sindicato llamó a la reunión supuestamente para resistir los esfuerzos de Metro para equilibrar su presupuesto para el próximo año fiscal. Los ataques contra la clase obrera que Metro propone incluyen cortar servicios de autobuses y ferrocarril, despedir trabajadores, congelar los salarios y eliminar a los nuevos trabajadores del plan de pensiones de beneficios definidos. Estos ataques son todos racistas ya que afectan de manera desproporcionada a los trabajadores negros, el racismo debilita a la clase obrera y perjudica a todos los trabajadores.
Políticos, Jefes y Líderes de la Unión
Algunos políticos hablaron en la reunión para “apoyar” nuestra lucha, pero esta mentira fue recibida con mucho escepticismo. Malcolm Augustine, miembro de la Junta de Directores de Metro, dijo que prefería aumentar los recorridos (el tiempo entre carreras) en lugar de eliminar líneas. Los trabajadores le dijeron que esta propuesta significaría también cortar puestos de trabajo, rápidamente trató de cambiar su historia. Otro trabajador le preguntó sobre los esfuerzos de la Junta para eliminar a los nuevos trabajadores del sistema de pensiones. Cuando afirmó que no lo sabía, el presidente local del sindicato se lanzó a defenderlo y a su supuesta ignorancia, alegando que la Junta no era responsable de las propuestas que atacaron el sistema de pensiones de la unión. Tenemos un vistazo de la forma en que la dirección sindical actual actua sobre los jefes de metro en lugar de tomarlos en!
De las protestas a la revolución los trabajadores deben luchar contra la crisis actual del capitalismo y la debilidad del movimiento obrero que han hecho que los jefes estén mucho más decididos a hacer estos recortes. Un miembro del PLP en la reunión llevó a casa este punto. Aunque la gerencia del Metro ha propuesto recortes en el pasado, los trabajadores y los jinetes los han luchado con éxito parcial a través de los mítines y de la asistencia en masa a las audiencias públicas. Hoy se necesita una lucha más intensa. Nos estamos organizando para una huelga mientras fortalecemos a la clase obrera para futuras batallas.
El sindicato está planeando una manifestación importante en la audiencia final del presupuesto en la sede del Metro el 30 de enero. Estaremos allí luchando contra los recortes de los patrones y construyendo una clase obrera fuerte y multirracial que construya para una revolución comunista.
Los Ángeles—Por meses, las recamareras de hoteles han estado organizando en secreto. A principio de noviembre, hicieron su lucha pública. Solamente días después de la elección presidencial de Donald Trump, ganaron el voto en favor de sindicalización 27-15. Hay muchas más luchas por venir. La más importante es la lucha de vida por un mundo mejor; un mundo dirigido completamente por los trabajadores, y no los capitalistas especuladores. Vamos hacer cada lucha por pequeña que sea un paso más cerca al comunismo.
Como se informó previamente en el Desafío, estos patrones sexistas de un hotel de lujo cerca a nuestra iglesia, han estado violando las leyes laborales por mucho tiempo. Las 50 recamareras, principalmente mujeres latinas, han tenido que trabajar a través de los descansos y el almuerzo para terminar con los cuartos (muchos con balcones) que estaban obligados a limpiar cada día. De hecho, frecuentemente tenían que trabajar mucho más de sus turnos de trabajo sin paga.
Han estado trabajando más duro que nunca, especialmente después de que los propietarios del hotel contrataron destructores de la unión. Los propietarios usaron reuniones forzadas en donde les dieron a los trabajadores las razones para no sindicalizarce. Estos destructores contratados trataron de aterrorizar e intimidar a los trabajadores por querer mejores condiciones de trabajo. Exigieron que 7 trabajadoras asistieran a estas reuniones forzadas; en lugar, se presentaron 20 trabajadores más un grupo de apoyo comunitario e interrumpieron los planes patronales. Más tarde, los patrones decidieron atacar a las trabajadoras, reuniéndose con ellas de una a una mientras limpiaban los cuartos.
Durante su plantón de celebración en el palacio municipal, antes de la reunión de la Comisión de Planificación, las recamareras dieron las gracias a todos los que las apoyaron y la comunidad que siempre las ha respaldado; no hubieran tenido éxito sin ellos. En realidad, fueron las trabajadoras las que inspiraron a los activistas comunitarios, a los líderes sindicales, y otros que se presentaron para apoyar sus acciones valientes. Además, tienen el apoyo de otras recamareras de hoteles, que también han pasado por conflictos laborales. Uno de los trabajadores de otro hotel conto que la comunidad da su apoyo masivo a los trabajadores, y justo deseaba que más trabajadores de hoteles alrededor fueran tan audaces y que mostraran este tipo de solidaridad.
En vez de sentirse impotente después de que Trump fuera elegido, uno de los trabajadores dijo “con Trump siendo presidente electo, nos pareció que urgentemente necesitábamos convertirnos en un sindicato para defender a los trabajadores inmigrantes bajo ataque”. Otro dijo, “las acciones dicen más que las palabras”.
Podemos aprender de la solidaridad y las acciones audaces de estas trabajadoras del hotel cuando luchamos contra el racismo y el sexismo. Todos debemos estar organizados y comprometidos en las luchas de clase como esta o contra la violencia racista policial que ha sido una lucha en curso en todo el mundo. Nosotros, como trabajadores, necesitamos apoyarnos mutualmente. Para derrotar el sexismo, el racismo y los demás males del capitalismo, necesitamos convencer a nuestros amigos, nuestras familias, miembros de nuestras iglesias, compañeros de trabajo, y estudiantes para apoyar estas luchas. Los patrones no se van a dar por vencidos. Tenemos que prepararnos para las luchas más grandes que vienen, a medida que las recamareras de hoteles luchan por su contrato y otros trabajadores en el hotel luchan también para ingresar al sindicato. Pero nunca debemos de olvidar que “así es el maldito sistema”. Los patrones harán todo lo que esté en su alcance para seguir explotando a los trabajadores con el fin de aumentar sus ganancias. Necesitamos de hacer todo en nuestro alcance para construir la unidad anti-racista, anti-sexista – la unidad de la clase trabajadora. Únanse al Partido Laboral Progresista, el partido comunista revolucionario, y organiza por un mundo mejor. ¡Poder a los obreros!
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Para Derrotar el Sexismo, Lucha por el Comunismo
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- 14 Enero 2017 82 visitas
La Marcha de las Millones Mujeres, que inicialmente fue organizada por mujeres blancas, el 21 de Enero con fin de responder al sexismo exhibido por del presidente Donald Trump. (La primera Marcha de la Millones Mujeres fue en 1997 en Philadephia, Pennsylvania organizada por mujeres negras y alrededor de políticas feminista negra nacionalistas).
La lucha contra la marea del fascismo debe ir más allá de simplemente marchar en Washington por un día. Únete con el Partido Laborista Progresista para construir un movimiento que luchar por el comunismo y deshace del sistema capitalista desde la raíz de este sistema sexista y racista.
Mientras que los ataques hacia a la clase trabajadora empeoran por todo el mundo, debemos tomar la energía que vemos en una muchedumbre personas que quieren hacer algo y luchar. Debemos estar en nuestros barrios, escuelas y lugares de trabajo y asumir la lucha de escuelas desiguales, el racismo de la policía y la explotación sexista de mujeres trabajadoras.
La elección de Trump es un síntoma de un sistema que está fracasando en grandes escalas. El racismo y el sexismo que Trump ha demostrado en camino a la Casa Blanca no es nada nuevo. Las deportaciones, los asesinatos racistas por los policías asesinos, los ataques contra las mujeres trabajadoras, la segregación de vecindarios y escuelas, y un embate a nuestros salarios han sido ejercido por ambos partidos políticos a instancias de los mayores capitalistas, sin importar quien ocupe el puesto en la casa blanca.
Por todas las razones que odiamos a Trump, el racismo y el sexismo son inseparables del capitalismo. Esas ideas podridas están profundamente arraigadas en los jefes dividiendo a la clase obrera para mantener a las personas oprimidas.
Clinton hubiera sido la Sexista encargada
Hillary y Bill Clinton y sus aliados han servido de pantalla para las guerras de los patrones capitalistas contra la clase obrera internacional durante dos décadas. Hillary fue la compañera de trabajo de su marido durante su brutal administración contra los trabajadores en la década de 1990. (Como una vez dijo con la famosa frase, “Somos el presidente.”) Ella se hizo oír como defensora de la reforma sexista, racista de la asistencia pública, que arrojó a millones de personas - de manera desproporcionada a las madres y los niños negros- a la pobreza extrema.
Hillary Clinton también respaldó la ley contra el crimen del 1994, incluyendo la regla de “los tres golpes”, que abrió el camino para el encarcelamiento racista en masa y amplió el complejo industrial de prisiones para privatizar la mano de obra esclavizada.
Ella deshumanizó la juventud negra en bandas llamándoles “súper depredadores” “sin conciencia, sin empatía... que tenemos que hacerles entrar en ajuste.” Los 100.000 policías adicionales que inundaron las calles de ciudades por Estados Unidos, otra disposición de la ley de Clinton contra el crimen, fueron entrenados como un ejército de ocupación. La reciente ola de asesinatos racistas por parte de la policía -linchamientos por cualquier otro nombre- son el fruto de esa legislación.
A través de sanciones y bombardeos indiscriminados de Irak, los Clinton mataron a 500.000 niños iraquíes. Más tarde, como senadora de EE.UU., Hillary Clinton, apoyó con entusiasmo las invasiones de Afganistán e Irak para garantizar el control de Estados Unidos sobre el petróleo del Medio Oriente, matando a cientos de miles de civiles en el proceso.
Como Secretaria de Estado de Barack Obama, tomó un papel principal en diseñar los ataques sobre la población civil en Libia y el golpe de Estado en Honduras, que ayudó a que sea la capital mundial del asesinato. Ahora ella está encabezando la carga para una intervención más agresiva de los EE.UU. contra Siria, un conflicto que ya ha matado a cientos de miles de personas y ha dejado a millones a la fuga.
Mientras que Clinton es la candidata favorita del capital financiero, su avaricia sin fondo y la imprudencia arrogante están haciendo a los jefes nerviosos. El escándalo de correo electrónico en el Departamento de Estado, seguido por una reprimenda de primera plana en el New York Times, el principal vocero capitalista, pone de manifiesto un grave problema para la clase dominante.
Clinton inspira tan poca confianza que ella puede ser incapaz de obtener el apoyo de las masas para la amplia guerra con la que cuentan los gobernantes estadounidenses para salvar su inestable imperio.
Fracaso Partido
Demócrata desabarrotados
El Partido Demócrata tiene esperanza que la Marcha de Mujeres reviva su partido, pero el crecimiento de los demócratas sólo nos mantendrá en el mismo camino en el que hemos estado: más racismo, más sexismo y más guerras por el petróleo y el poder. Aun cuando muchos están marchando por justicia y contra el racismo y el sexismo, los jefes quieren usar nuestra energía y espíritu de lucha para pelear en sus guerras depravadas de ganancias. El NY Times, un súper oponente de Trump y partidarios del Partido Demócrata acaba de pedir un proyecto militar (1/7), usando disfraz de “servicio” como pretexto para enviar a mujeres y hombres en todo el mundo a matar a hermanas y hermanos de nuestra clase obrera que viven en otros países.
Podremos liberarnos de los capitalistas cuando nos demos cuenta de que no los necesitamos para dirigir la sociedad. Las batallas contra los ataques en contra de la clase obrera son tanto sobre la luchar por nuestra supervivencia y aprendiendo a liberarnos.
Únete a nosotros, el Partido Laborista Progresista, en la lucha para construir una sociedad basada en las necesidades de las masas del mundo y no de la explotación.
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La Historia Sin Contar de los Trabajadores: Unidad Multirracial
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- 14 Enero 2017 73 visitas
Una de las secuelas de las elecciones estadounidense del 2016 fue que los más importantes medios de comunicación capitalistas inmediatamente culparon a la clase trabajadora, en especial a los trabajadores blancos, por la victoria de Donald Trump. Se da por sentado que en los EEUU muchos trabajadores—negros, blancos, Latinos, y otros grupos—están encolerizados. Que los trabajadores blancos tiene la culpa por la elección de un Nazi como Trump es el sentimien to de la clase dominante. La historia de la clase trabajadora “blanca” está íntimamente ligada a la de los trabajadores negros e inmigrantes por sus luchas en común desde que los EEUU fuese una colonia Británica. Las mentiras el racismo patronales representan un agudizamiento en los esfuerzos capitalistas por alienar y dividir a los trabajadores negros, latinos, musulmanes e inmigrantes.
El comunista Partido Laboral Progresista lucha contra el capitalismo en todo el planeta para forjar con la revolución un mundo comunista en el que la clase trabajadora dirija la sociedad. Parte de nuestra lucha es el desmantelamiento de las mentiras anti obreras que promueven los patrones sobre uno y otro sector de la clase trabajadora. Los capitalistas odian y temen al comunismo con buena razón – ya que significa el fin de su lucro, de sus fronteras, de sus imperios, de sus ideas racistas y sexistas y de su clase social.
Trump: Engendro del Capitalismo
A Donald Trump lo odian, con mucha razón, millones de trabajadores en todo el mundo, y masivamente los trabajadores negros y blancos en los EEUU. Donald Trump, sin embargo, no es más que un sirviente de la clase dominante estadounidense. Los medios de comunicación capitalista, en vez de analizar la naturaleza de clase de la presidencia de Trump, se han dedicado a echarle la culpa a la clase trabajadora blanca. “Llamemos [las elecciones presidenciales estadounidenses] el triunfo de los hombres blancos encolerizados de todas partes… Lo único que se puede decir con seguridad es que el colérico hombre blanco ahora está en la posición dominante” (Huffington Post, 9 de nov. 2016). O como lo explicaba el ex presidente Bill Clinton, “Trump no sabe mucho. Una de las cosas que sabe es como lograr que los hombres blancos enojados voten por el” (Politico, 19 de dic. 2016).
Aunque el alevoso tipo de racismo y sexismo de Trump es un peligro mortal para la clase trabajadora internacional, los trabajadores blancos no tienen “la culpa” por la elección de Trump. El capitalismo creo a Trump – o más específicamente, sentó las bases del alevoso racismo y sexismo que el pudo utilizar. Trump es tan sólo el más reciente sirviente del imperialismo estadounidense, cuya historia de generar el racismo y las divisiones racistas entre la clase trabajadora se remonta a la fundación del país.
El racismo: El Arma y Debilidad más Importante del Capitalismo
“Antes de las leyes Jim Crow [separatistas], antes de la invención del Negro o del hombre blanco, o de las palabras y conceptos que los describen, las poblaciones coloniales [estadounidenses] eran en su mayoría una gran masa de peones blancos y negros, esclavos por endeudamiento que ocupaban casi la misma categoría económica y a quienes los señores de las plantaciones y de las legislatura trataba con el mismo desprecio… Conspiraban juntos y libraron una lucha unida contra su enemigo común – el aparato de las grandes plantaciones y el sistema social que legalizaba el terror contra el peonaje negro y blanco”.
-Lerone Bennett, The Road Not Taken [La ruta no elegida]
Palurdos, come-barro, basura – estas fueron las palabras y crudas imágenes que se usaban para describir a esta masa de trabajadores, muchos de ellos niños, que llegaban de Europa a las colonias Británicas de Norte América entre los años 1500 y 1600. La denominación de América como la tierra de las oportunidades contrastaba dramáticamente con la realidad en la que esta era un sumidero de opresión para la fuerza laboral desplazada de Europa y de la creciente población de esclavos africanos. Sin embargo, como Bennett lo hace notar arriba, la “división por el color” entre blancos y negros tomó tiempo para formarse.
El desarrollo del capitalismo en los EEUU durante los años 1600 coincidió con el genocidio de una población indígena mayormente desafiante, y leyes que definían la división por el color de su fuerza laboral. Esta se aceleró después de una gran rebelión de un rico granjero Ingles en 1676. Más de mil esclavos negros y sirvientes blancos (que por contratos de endeudamiento trabajaban para los mismos patrones) quemaron hasta las cenizas la capital colonial Británica de Jamestown en Virginia en la que se conoció como la Rebelión de Bacón. Tomó años derrotar esta rebelión multirracial y aterrorizó a los patrones coloniales locales. Esto conllevó al Código sobre la Esclavitud de Virginia que en 1705 fue la primera ley que impuso la división legal entre los esclavos y los sirvientes.
La explotación del sistema de esclavitud de los negros por los capitalistas estadounidenses hizo posible que, con el tiempo, los EEUU emergieran como un poder industrial. Mientras tanto, la clase trabajadora no daba señales de detener la resistencia. Lo que sigue son algunos ejemplos en la historia estadounidense, de ninguna manera completos, de cómo la historia de los trabajadores “blancos” es inseparable de la de cualquier otro sector de la clase trabajadora.
El Racismo Golpea a Todos los Trabajadores
La inmigración a los EEUU continuó sin cesar durante todos los años 1800. Los estados esclavistas del sur crecieron en riqueza y poder, así como también lo hizo la industria del norte. El primer sindicato, que se formó en 1790, luchaba para negociar con sus patrones mientras que cerca, en Maryland, a los esclavos negros los mataban de cansancio haciendo el mismo trabajo sin paga.
Con la victoria de la Revolución Haitiana en 1804, la pesadilla de la Rebelión de Bacón asediaba a los gobernantes del nuevo Estados Unidos. El entonces presidente Jefferson, famoso autor de la Declaración de la Independencia de EEUU, compartía la preocupación de los dueños de esclavos que una rebelión podría expandirse desde Haití. Mientras Jefferson bloqueaba el envío de armas a Haití, atacaba a los trabajadores blancos. Por primera vez, en 1805, se enjuiciaba a un sindicato organizado por los zapateros de Filadelfia por conspirar con fuerzas extranjeras contra el gobierno, una táctica que los patrones aprendieron a usar (Boyer, Labor’s Untold Story [La silenciada historia de los sindicatos]).
Para 1846, la Asociación de trabajadores de Nueva Inglaterra, organizada por las trabajadoras y trabajadores de los molinos, de descendencia europea, resolvieron que: “La esclavitud estadounidense tendrá que abolirse antes de que la elevación que buscan las clases laborantes pueda verse afectada” (Boyer). Otros buscaban vías más radicales, mientras que cientos de documentadas rebeliones de esclavos, grandes y pequeñas, sacudían a los EEUU.
Los Trabajadores se Enrolan en la Guerra Civil
En 1859, un abolicionista blanco, John Brown, lideró una banda multirracial de 22 hombres que trató de capturar el arsenal federal de Virginia, en Harper’s Ferry. Su fracaso para ponerle fin a la esclavitud armando a los esclavos libres y organizando una guerra de guerrillas, hizo, sin embargo, que el asalto de John Brown, fuese un grito de guerra. Durante la Guerra Civil de los EEUU que le siguió, entre 500,000 a 750,000 trabajadores industriales del norte se enrolaron en el ejército. La primera compañía de soldados movilizados para defender Washington, DC, fue un local sindical integro de trabajadores textiles de Massachusetts.
Los sindicatos se enrolaron unánimemente de esta manera, muchos dejaron de existir durante la guerra. Las compañías de trabajadores del Sindicato de Mineros de Illinois y el Sindicato de Pintores de Brooklyn se comprometieron a aplastar la conspiración de los “dueños de esclavos” (Boyer). Masas de irlandeses, alemanes, polacos e italianos veteranos de las revoluciones en Europa, trabajadores judíos, mineros ingleses y sindicalistas deportados, y más de 40,000 canadienses, estuvieron en el primer regimiento que entró a la guerra y logró victorias importantes.
De ninguna manera todos los trabajadores “blancos” fueron anti racistas comprometidos. En 1863, la misma semana que el primer regimiento negro de la guerra, el batallón 54, entró en combate al lado de un regimiento blanco, se dieron los linchamientos y rebeliones racistas de la Rebelión Racista de Nueva York. Estas rebeliones indican el grado de peligro de que todos los trabajadores, si no están organizados con una política clasista y de lucha, pueden caer en el racismo. Sin embargo, es una realidad que la lucha, el esfuerzo, y por lo menos el entendimiento que la unidad multirracial es esencial para la supervivencia de nuestra clase ha tenido una presencia activa en la clase trabajadora, que se trata de borrar de la historia.
La Historia Oculta de la Lucha Multirracial
Hay mucho más ejemplos de cómo cuando los patrones estadounidenses trataron de promover el terror, intensificar la segregación e imponer leyes basadas en la raza, los trabajadores negros y blancos resistieron. Desde la Huelga General multirracial de Nueva Orleans en 1892, a las varias décadas de lucha armada entre los trabajadores y las milicias patronales y la policía entre 1880 a los años 1920 desde Virginia a Colorado, los trabajadores blancos han escrito su parte de la historia de nuestra clase en sangre, junto con los trabajadores negros e inmigrantes.
Un levantamiento multirracial armado particularmente notable de los mineros del carbón en 1921en West Virginia, conocido como la Batalla de la Montaña Blair, fue derrotado gracias al que se convirtió en el enfrentamiento más grande del ejército estadounidense dentro de las fronteras del país desde la Guerra Civil. Durante la batalla, huelguistas blancos, inspirados por el nuevo estado proletario, la Unión Soviética, se unieron con los trabajadores negros e inmigrantes enviados a quebrar la huelga, para formar un ejército de 13,000 trabajadores. Este evento quedó inmortalizado en la película pro trabajador de 1987, Matewan. Los patrones estadounidenses, decididos a aplastar la insurrección armada, enviaron bombarderos armados con gas y bombas excedentes de la Primera Guerra Mundial, algunas de las cuales fueron capturadas por el ejército de los trabajadores.
La Clase Obrera liderada por Comunistas pelean para ganar
El surgimiento del movimiento comunista le dio a nuestra clase un modelo para la construcción de un nuevo mundo – y hace casi un siglo una revolución en el Imperio Ruso liderada por los Bolcheviques (comunistas), compuesto por gente con diferentes idiomas y grupos étnicos, tomó el poder sobre una sexta parte de la superficie del planeta.
Para los años 1930, la organización de masas liderada por los comunistas del Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) estaba integrando abiertamente con los trabajadores negros y blancos, del norte y del sur, codo a codo en la lucha. El PLP ha analizado críticamente muchas de estas luchas en otros documentos
La toma del poder por el comunismo implica luchar contra las ideas patronales, y finalmente contra el estado patronal. Hay una creciente base para el racismo en los EEUU, pero esta verdad está enterrada bajo la propaganda anti obrera de los capitalistas, que pintan a todos los trabajadores blancos con el mismo pincel. Al descartar a todos los trabajadores blancos como racistas se les niega a todos los trabajadores la unidad con sus hermanas y hermanos de clase de todo el mundo y la posibilidad de aprender de ellos.
Esto no es nada nuevo. Los capitalistas siempre han culpado a la clase trabajadora por los problemas que crean los capitalistas. A los trabajadores negros, especialmente a las mujeres negras en particular se les ha echado la culpa por los peores estragos que han causado el racismo y el sexismo del capitalismo globalmente.
La clase dominante capitalista de los EEUU es el poder imperialista más grande del mundo. Sus inversiones de trillones de dólares abarcan todo el planeta desde el Medio Oriente, hasta África y América Latina. La necesidad que tienen los patrones de EEUU de dividir aun más y separar a la clase trabajadora estadounidense y convencer a una mayoría de luchar por el imperialismo estadounidense en decadencia, es más grande que nunca. Y no hay un momento más urgente para forjar un nuevo movimiento comunista internacional que ahora.
PLP lucha para ser el heredero de este legado de unidad multirracial. Con la agudización de los ataques contra la clase trabajadora internacional y con la creciente amenaza de una guerra inter imperialista en el horizonte, nuestro entendimiento de la historia es más importante que nunca cuando los trabajadores de todas partes del mundo buscan las respuestas que sólo un nuevo movimiento comunista les puede dar.