Llevando solidaridad a los estudiantes contra el genocidio

El 17 de abril, un par de camaradas con los que he estado organizando dentro de una organización de masas y yo fuimos al campus de New Brunswick de Rutgers para mostrar solidaridad con los estudiantes que se han estado organizando en torno a Palestina y que estaban realizando una manifestación aquella tarde. Queríamos crear un puente entre los campus de Rutgers Newark, New Brunswick y Camden, y abordar algunas de las actividades organizativas que hemos estado llevando a cabo no sólo en Newark, sino también en Teaneck, Morristown y West Orange, estableciendo vínculos entre el desplazamiento de la población y el imperialismo, al tiempo que reiterábamos que el genocidio de Gaza es un ataque contra los trabajadores de todo el mundo.  No basta con luchar por un alto el fuego o pedir la desinversión. Tenemos que seguir organizándonos y construyendo para arrancarle el poder a los patrones. 

Mientras se desarrollaba la manifestación, me enteré de que se estaba realizando otra manifestación de trabajadores de la facultad sindicalizados que protestaban contra el recorte del programa de escritura de la universidad por parte del presidente Holloway. Vi muchas pancartas que eran similares a las consignas del PLP (por ejemplo, Los Estudiantes Unidos Nunca Serán Vencidos; Haz que los Jefes Asuman las Pérdidas). Un abucheador proisraelí interrumpió el mitin, lo que llevó a los estudiantes pro-palestinos y al profesorado del sindicato a separarse unos de otros. 

Me pareció un gran error que muchos profesores ignoraron a los estudiantes y no se solidarizaron con ellos. Después de todo, el ataque de Holloway al programa de escritura es el resultado de los crecientes ataques a los programas de humanidades en las universidades, que es uno de los signos distintivos del fascismo. Tenemos que defender las humanidades a toda costa, que es donde se difunden los pensamientos, las ideas y la conciencia. Además, fue triste ver que una sola persona podía causar fácilmente tanto caos y discordia. Fue una lección de aprendizaje, sin duda.
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Mi primer taller de PL: “Me sentí escuchado”

Aunque no me consideraría un novato en la teoría comunista si soy honesto, todavía estaba bastante ansioso por asistir a un taller del Partido Laborista Progresista (PLP) por primera vez. Además de ser en general una persona ansiosa, también sería la primera vez que he asistido a cualquier tipo de colectiva comunista, así que no sabía realmente qué esperar. Tal vez estaría demasiado atrasada en mis conocimientos sobre el comunismo y acabaría por no aportar nada a la discusión. Tal vez, sin saberlo, sería demasiado reformista y, aunque intentara aportar algo al debate, no valdría la pena en absoluto, o acabaría siendo completamente regresivo. 

En realidad, mi interacción con el PLP no se pareció en nada a mis temores. Todos sus miembros fueron extremadamente amables y acogedores. En lugar de sentirme reprimida durante el debate, participé activamente en él y sentí que mis ideas eran escuchadas y tenidas en cuenta. En un taller, titulado “¿Por qué comunismo, por qué PLP?”, criticamos una cita de Jay-Z, subrayando su intento de confundir el progreso racial radical con la movilidad ascendente de clase dentro de la jerarquía inherentemente opresiva del capitalismo. También discutimos lo que el comunismo significaba para nosotros personalmente como personas de diversos orígenes, y (re)afirmamos que un futuro más equitativo y comunista sólo podría lograrse a través de una revolución de base de las clases trabajadoras mundiales, y no a través  y no a través de reformas superficiales de las clases dominantes. 

Es un colectivo al que volvería una y otra vez. Me encantó que, además de analizar el trabajo de los teóricos marxistas, también analizamos los medios de comunicación y las figuras mediáticas más prolíficas dentro de la cultura dominante. Este análisis cultural demostró que el capitalismo subyace implícitamente en una gran parte de los medios de comunicación que consumimos y que el consumo realizado acríticamente está destinado a ir acompañado de una aceptación acrítica de las ideologías opresivas y las condiciones materiales que dichos medios están reproduciendo silenciosamente. Además, lo que este análisis cultural también indica es que, a pesar de los intentos de la clase dominante por suprimir, la resistencia al capitalismo y la búsqueda del comunismo impregnan y siguen acumulándose dentro de la cultura capitalista, especialmente mientras las potencias capitalistas globales siguen apoyando y facilitando la limpieza étnica de los palestinos por parte de Israel, al tiempo que reprimen a quienes protestan en contra. Este tipo de debates son esenciales para una revolución comunista, ya que sirven como lugar de la praxis comunista revolucionaria y, a través de la calidez de los miembros del Partido, su sociabilidad y su reparto colectivo del cuidado de los niños (jaja), como lugar para la práctica comunista revolucionaria cotidiana.
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Alzando mi voz por los trabajadores de Gaza y por el Primero de Mayo

Hablé en una acción de la Universidad de Rutgers en Camden, donde los estudiantes ocuparon el recinto universitario, exigiendo que el Consejo de Gobernadores de Rutgers rompiera lazos con Israel. Un estudiante condenó a Rutgers por ser la universidad más grande de Nueva Jersey, mientras que los trabajadores sin hogar y drogadictos duermen debajo de las estaciones de tren en New Brunswick, donde se encuentra su recinto de la sede principal. Sin embargo, resolver las crisis de los sin techo y de la adicción no son prioridades de los gobernantes capitalistas de la universidad. El presidente de Rutgers, Jonathan Holloway, que se proclama catedrático de Derechos Civiles, se ha asociado en cambio con la Universidad de Tel Aviv para construir un “ centro” de 665 millones de dólares que incluirá investigaciones sobre ciberseguridad. Esta contradicción, destacada por los estudiantes, resonó en mí como trabajadora de la ciudad de Newark. Trabajo como trabajadora sin ánimo de lucro, donde el impulso al desarrollo comunitario se anuncia explícitamente a los trabajadores negros y latinos como una solución a las infraestructuras en ruinas y a la superexplotación.

Les conté que la misma noche que los estudiantes exigían un alto el fuego, los trabajadores que viven en un complejo de apartamentos, Georgia King Village, propiedad de un “ megadesarrollador “, L+M, clamaban al Ayuntamiento multicultural y al alcalde liberal negro Ras Baraka por el deterioro de las condiciones de las viviendas. Estos trabajadores se encontraron con promesas vacías de su concejal de regular a los desarrolladores, mientras que en el siguiente bocado, el consejo votó a favor de dar a L + M otra reducción de impuestos de 30 años. 

En todas partes, contra quienes estamos luchando son sirvientes liberales del capitalismo y el imperialismo y ¡necesitamos la unidad obrero-estudiantil para ganar! Terminé con el grito que los PL’ers lanzaron en una reunión del ayuntamiento de Newark remezclado de ‘No hay buen político en un sistema racista’ a ‘¡No hay buen presidente en una institución racista!
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