Brooklyn, NY 21 de Julio — Afuera del juzgado penal en el 120 Schermerhorn Street, una madre, aun sufriendo por la pérdida de su hija después de un año, enfrento a tres policías que le dijeron que no podía dejar su auto frente al juzgado.
“No estacionarse,” le dijo uno de ellos. Tenía tres franjas en su uniforme. La madre, con su voz quebrantada pero enfadada, dijo, “Ustedes asesinaron a mi hija en este edificio. ¿Porque no investigan eso en vez de perder el tiempo conmigo y mi auto?” Su auto portaba una gran pancarta con la foto de Kyam Livingston con las fechas de su nacimiento y muerte. “Ve adentro y envía a tu capitán, yo hablare con él,” le dijo. El oficial retrocedió.
Mientras organizábamos el plantón, ningún capitán se presentó, pero si unos cuantos reporteros y periodistas. Las consignas de “queremos justicia para Kyam Livingston, asesinada en una celda de Brooklyn” se comenzaron a escuchar. El plantón creció conforme llegaba la gente que salía de sus trabajos. Las consignas sonaban cada vez más. Empezaron los discursos en un altoparlante, explicando que el sistema que asesina a una mujer con tan solo rehusar darle el servicio de salud que necesita no debería de existir. El sonido del plantón resonaba en la calle.
Este plantón fue más grande que los anteriores, creando sentimientos en donde se mezcla la tristeza y rabia. La mamá de Kyam trajo una foto de su hija que cargamos como pancarta. También nos regaló una rosa a cada uno en memoria de su hija. Se distribuyeron pequeñas velas eléctricas que se prendieron todas al mismo tiempo. Se soltaron globos al aire y la gente miro como flotaban cada vez más alto. Para muchos fue un momento memorable. Una mujer apenas podía mantenerse erguida durante el plantón, pero continúo caminando al rededor durante el plantón. Había jóvenes y viejos, negros, blancos, latinos, mujeres y hombres, todos unidos en la tristeza y la ira.
La policía del juzgado casi desapareció por la militancia de la manifestación. A principio los oficiales no presentaban las cintas de vigilancia de las celdas ni los nombres de los oficiales involucrados. Esta lucha le ha dado a la familia los nombres y los videos, probando lo que todos ya sabíamos.
Ahora queremos que los responsables sean castigados por asesinato racista. Para asegurar que los oficiales a cargo del sistema no pensaran que este grupo se olvidaría de esta lucha y que este aniversario seria el fin, todos los oradores hablaron de que esta es una lucha continua.
La familia también demanda cambios en la forma en que se maneja a los encarcelados. Quieren acabar con la cultura de racismo hacia quienes esperan ser acusados en Brooklyn. Y que las condiciones que soportan mientras esperan se mejoren. Luchas antirracistas como esta son importantes para la sobrevivencia de la clase trabajadora en este sistema racista, violento, y codicioso.
El Partido Laboral Progresista sabe que es necesario acabar con el capitalismo para destruir el racismo y toda la podredumbre que el sistema produce, este es el comienzo de otro año de construcción del partido como un agente de cambio. Atrévete a luchar; atrévete a ganar. Únetenos.