El 24 de noviembre—Emmerson Mnangagwa, vice presidente anterior de Zimbabue, fue nombrado presidente, coincidiendo con el caos nacional que comenzó cuando el presidente anterior, Robert Mugabe, despidió a Mnangagwa, causando la toma de poder militar, un extendido apoyo para Mnangagwa, y el propio derrocamiento de Mugabe a través de un golpe de estado.
Mientras siendo un ejemplo de lucha interna dentro la clase gobernante de Zimbabue, esto también significa la creciente inversión de China en África y el fortalecimiento de su papel como el gobernante imperialista principal.
China es el cuarto más grande socio comercial de Zimbabue y su mayor inversor, comprando 28 por ciento de sus exportaciones en 2015 y una promesa de 5 mil millones de dólares en ayuda inmediata e inversión del presidente chino Xi Jinping, quien ha llamado a Zimbabue como un “amigo en los buenos y malos tiempos”. (BBC 11/20).
El nacionalismo siempre fallara a la clase obrera
En Los 1960’s, Mugabe se unió a la lucha nacionalista africana en Rodesia del Sur (ahora llamada Zimbabwe) bajo el liderato de Joshua Nkomo y el Partido Democrático Nacional pero muy pronto empezó a impacientarse con las tácticas de Nkomo.
En respuesta, Mugabe formo la Unión Nacional Africana de Zimbabue, en favor de la violencia política. Después de haber pasado tiempo encarcelado a lado de 11 aliados, Mugabe se convirtió en vocero del movimiento guerrillero en contra el partido gobernante de Rodesia.
En 1979, sin embargo, en vez de alienarse con la Unión Soviética, Mugabe se unió nuevamente a Nkomo bajo presión de los gobernantes africanos y cómodamente se instaló con los británicos para establecer el estado de Zimbabue (NYT 11/15). Mugabe se hizo presidente de Zimbabue en 1980 y mantuvo el poder hasta hace poco.
Con frecuencia presentado como un marxista/leninista, en actualidad Mugabe es un líder capitalista. Dado la oportunidad de escoger entre la revolución de clase obrera y el nacionalismo, el escogió el nacionalismo y el interés de la clase gobernante imperialista, dejando a Zimbabue con una sospechosa tasa de desempleo hasta 90 % (BBC 11/19).
Más que nada, esta creído que Mugabe orquestó las matanzas Gukurahundi en los 1980’s por el beneficio político y el genocidio de 20,000 trabajadores (The Guardian 5/19/15).
Zimbabue da la bienvenida al imperialismo Chino
Durante la lucha de Mugabe contra el gobierno de Rodesia, él se giró a Beijing para apoyar la Unión Nacional Africano de Zimbabue (The Washington Post 11/16). En 1980, Zimbabue y China formalmente establecieron sus relaciones diplomáticos, un ano decisivo en la historia cultural y político de China.
Después del fallecimiento de Mao Zedong en 1976, China dio paso a una generación que sintió ninguna conexión con el Gran Salto Adelante del 1958 o la Revolución Cultural de los 60’s y 70’s (Pew Research 11/12/15).
Los 1980’s señaló el establecimiento de China y Zimbabue como estados para la clase gobernante, no para los obreros, un golpe duro para todos que pensaban que una extendida revolución comunista estaba a la vuelta de la esquina en los 1960’s.
“Según el Profesor Wang Xinsong, un especialista en el desarrollo internacional de la Universidad Normal de Beijing…China ha estado realizando el seguimiento de la lucha interna dentro el régimen Mugabe y la vacilante economía del país por un tiempo – y cuidadosamente sopesando sus opciones” (The Guardian 11/17).
Según The Guardian (11/17), existe la creencia que Mnangagwa está detrás del golpe de Estado contra Mugabe. Históricamente, él se ha aliado con los chinos, recibiendo entrenamiento ideológico y militar en Beijing y Nanjing.
Pocos días antes del golpe de Estado militar en Zimbabue y el derrocamiento de Mugabe, el General Constantino Chiwenga, general del ejército de Zimbabue y Comandante de las Fuerzas de Defensa de Zimbabue, visito a China – una coincidencia que no ha pasado inadvertido por los medios de comunicación de la clase gobernante, aumentado por el hecho de que los Chinos aún no han condenado públicamente la remoción de Mugabe.
¿Al bordo de guerra mundial?
Si China fuera instrumental en la intervención militar y la remoción de Mugabe, esto sería el primer ejemplo de un golpe de Estado secreto de este tipo y una señal segura de la posición de China como una superpotencia global que domina (The Guardian 11/17). Mientras los Estados Unidos continúan perder su agarre en la lucha contra China, el mundo se mueve cada vez más a otra guerra mundial.
Alternativamente, el papel de China no se ha probado, y la maniobra de Mnangagwa puede ser cierta de una señal de inestabilidad internacional permitiendo que poderes pequeños marquen su territorio sin que más granes fuerzas aliadas les pongan alto, un periodo notablemente similar justo antes la Primera Guerra Mundial.
“[Este periodo] parece ominoso como otro momento en la historia – el periodo que precedió la Primera Guerra Mundial, marcando la terminación de la expansión de muchas décadas en lazos globales que muchos han llamado la primera época de globalización” (The Washington Post 12/29/16).
Con los dos escenarios que lleva a la guerra mundial, la clase obrera internacional está en peligro de ser llevados a las líneas de combate para proteger las ganancias y el poder de la clase gobernante que los dejara morir. El Partido Laboral Progresista llama a los trabajadores en todos lugares a que abandonen todas las formas del nacionalismo, y que, en cambio, luchen por un futuro comunista. Desde Zimbabue a China a los Estados Unidos, la clase trabajadora no tiene nada que perder más que sus cadenas.
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Zimbabwe se alinea con China, el nacionalismo ‘Revolucionario’ le falla a los obreros
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- 08 Diciembre 2017 76 visitas