El príncipe saudí Mohammed bin Salman, alias MBS, es alabado, por las fuerzas pro y contra Trump, por implementar reformas liberales. Ambos lados creen que las reformas del príncipe pueden avanzar los intereses del imperialismo estadounidense. El ala principal de la clase dominante estadounidense seguro desea seguir los pasos saudí y dominar a las facciones de su propia clase.
MBS diseño sus reformas para crear apoyo entre la clase trabajadora saudí para la guerra contra Irán y grupos apoyados por Irán como Hezbollah y los rebeldes Houthi en Yemen. En vez de aceptar el veneno nacionalista del multimillonario príncipe, los trabajadores necesitan unirse en todo el Medio Oriente y el mundo para luchar por el comunismo.
Incendiarios y bomberos
En el petrolero Medio Oriente, Arabia Saudita ha sido el principal aliado de EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial, cuando el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt prometió proteger el reinado a cambio del acceso estadounidense a las reservas petroleras. Internamente, la clase dominante saudí apuntalo su poder y ganancias haciendo un trato con los mulás Wahabí. Por décadas, los Wahabí han impuesto su religión ultra sexista en casa, mientras exportan su islam fundamentalista en toda la región. En los 1980 entrenaron a los mujahideen en Afganistán en su guerra contra la Unión Soviética, una lucha que llevo a la creación de Al Qaeda. Reparten libros gratis proclamando su retorica asesina por toda la región.
En el reino del extremismo islámico, los Saudí son ‘tanto incendiarios como bomberos’ dijo William McCants, un erudito del Instituto Brookings. ‘Promueven una muy toxica forma de Islam que traza marcadas líneas entre un pequeño numero de verdaderos creyentes y los demás, musulmanes y no musulmanes’ dijo, proporcionando abono ideológico a los jihadistas violentos. (New York Times, 26/08/16).
Pero ahora, los gobernantes saudí necesitan que sus lideres religiosos denuncien públicamente a EI, y que se mantengan en línea con la nueva agenda liberal. MBS esta disciplinando a los capitalistas saudí con su supuesta arremetida anti-corrupción. A puesto a resguardo a doscientos oficiales y hombres de negocios en el Riyadh Ritz Carlton, hasta que acepten pagarle al gobierno algo de lo que se han robado en los últimos años. Esta enviando un claro mensaje: la clase dominante saudí debe dejar de lado lo inmediato, la avaricia individual, a favor de los intereses de su clase a largo plazo. Lo que incluye preparación para la guerra con Irán. Como escribió el columnista del New York Times, Thomas Friedman en una carta de amor a MBS: “A diferencia de otras Primaveras Árabes – que han comenzado de abajo hacia arriba y fallado miserablemente, excepto en Túnez – esta es dirigida de arriba hacia abajo…y, si tiene éxito, no solo cambiara a Arabia Saudita, sino el tono y tenor del Islam en todo el mundo. Solo un tonto podría predecir su éxito – pero solo un tonto no lo aplaudiría” (NYT 23/11).
Mientras tanto, Human Rights Watch ha denunciado la nueva ley saudí contra el terrorismo pues castigaría con diez años de prisión a cualquiera que hable contra el gobierno, insulte a MBS o su padre, el rey Salman. Otros actos de “terrorismo” llevan la pena de muerte, entre ellos “’perturbar el orden publico’, ‘sacudir la seguridad de la comunidad’, y…’suspender las leyes básicas de gobierno’, las cuales son mal definidas y han sido usada por las autoridades saudí para castigar a disidentes pasivos y activistas (Al Jazeera, 23/11).
Estas medidas represivas contra oficiales de gobierno y capitalistas disidentes son distintivos del creciente fascismo en un periodo de crisis capitalista y la agudización de la rivalidad inter-imperialista. El propósito es consolidad el poder de los gobernantes disciplinando sus propias filas. Entonces los patrones saudí podrán posicionarse mejor para atacar a la clase trabajadora y avanzar a la guerra.
EE.UU. Celoso de medidas represivas Saudí
Hasta ahora, el ala principal de la clase dominante estadounidense – representada por los grandes bancos y compañías petroleras multimillonarias como ExxonMobil – ha tenido menos éxito en sus esfuerzos de preparación para la guerra y el fascismo. Para los gobernantes, la administración de Trump ha probado ser un desastre. A pesar de que ambas casas del Congreso tienen mayoría republicana, lo único que Trump logrado este año es una ley de impuestos que hará mas ricos a los ricos. Su promoción del nacionalismo blanco ha dividido aun mas a la clase trabajadora cuando la clase dominante necesita que los trabajadores estén unidos en su patriotismo. La iniciativa saudí, de poner en orden su casa, presagia el tipo de fascismo que la clase trabajadora puede esperar tarde o temprano en EE.UU.
Irán y Arabia Saudita, dos caras del Imperialismo
Arabia Saudita e Irán han sido rivales en el Medio Oriente por décadas, compitiendo por control sobre las exportaciones de petróleo y gas en la región. Pero, los gobernantes saudí se ha aliado al imperialismo estadounidense, mientras que Irán tiene su futuro atado a los imperialistas rusos y chinos.
En 1979, ambos gobernantes, iraníes y saudí recurrieron al islam fundamentalista para disciplinar a sus clases dominantes y trabajadores. Ahora Arabia Saudita toma un enfoque diferente. Según Thomas Freidman, “Este empuje de reforma ofrece una nueva forma de estar orgulloso de su país a la juventud, casi como una nueva identidad, la cual muchos de ellos claramente aprecian.” (NYT 23/11). MBS aun no sabe como contrarrestar sin financiar movimientos políticos desestabilizantes, como el EI.
Conforme los gobernantes saudí se preparan para relajar su dominio absoluto sobre la sociedad, Iran promueve su propia marca de nacionalismo uniendo a sus trabajadores contra EE.UU. y Arabia Saudita. “Resumiendo, parece que el Sr. Trump y los Saudí han ayudado al gobierno [iraní] a lograr lo que años de represión nunca pudieron lograr: apoyo publico general a la visión dura sobre que no se puede confiar en EE.UU. ni Riyadh, y que Irán es ahora mas fuerte y capaz de enfrentar a sus enemigos (NYT 26/11).
Conforme la clase dominante saudí utiliza el liberalismo laico para crear disciplina en sus filas, los trabajadores debemos verlo por lo que es – una arremetida hacia la guerra. No importa que migajas de reformas nos tiren los capitalistas, debemos ver su motivo ulterior: engañar a la clase trabajadora para que luche y muera por las ganancias patronales. Debemos organizarnos para aplastar todos los imperialistas en una guerra revolucionaria por el comunismo y el poder obrero.
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Guerra contra los trabajadores en Yemen
La guerra contra la clase trabajadora en Yemen ha durado dos años y medio, matando a mas de 10,000 y destrozando hospitales y plantas de tratamiento de aguas residuales. El ultimo brote de cólera, uno de los mas grandes en medio siglo, ha infectado a un millón de trabajadores. El bloque no a permitido que la ayuda llegue a los trabajadores yemenís, creando condiciones de hambruna. EE.UU. puso a Yemen en la lista anti musulmana de prohibición, sentenciando a trabajadores a muerte.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas están enviando observadores a Yemen para investigar las acusaciones de crímenes de guerra. Lo que las NU nunca admitirán es que todos las guerras imperialistas son crímenes contra la clase trabajadora internacional.
Apoyados por Irán, los rebeldes Houthi han estado luchando contra una coalición con apoyo saudí-EE.UU. por el control del país. Yemen tiene reservas petroleras y de gas sin explotar y esta en una importante vía fluvial para el transporte petrolero. Esta directamente frente al Estrecho de Mandeb de Yibuti, donde EE.UU. ha establecido una nueva base militar para vigilar las rutas petroleras desde África Occidental al Medio Oriente y mas allá.